Finalmente uno de los mejores animes de Netflix regresa para la última temporada después de 2 años de espera, y el teaser revela el look de los personajes

Desde que Netflix comenzó a invertir en producciones japonesas, muchos títulos ya conocidos fueron añadidos al catálogo, además de sus proyectos originales. En 2019, la novedad fue Beastars: un anime basado en el manga debut de la autora Paru Itagaki que conquistó Japón y posteriormente al resto del mundo.

La peculiar historia sobre un romance entre un lobo y una coneja tuvo dos buenas temporadas y ahora, finalmente, tendrá su temporada final, después de dos años de espera. La plataforma confirmó que la tercera y última temporada será lanzada en dos partes, con la primera mitad este año y el resto aún sin fecha de estreno.

Además del arte promocional, el teaser liberado el pasado mes de marzo muestra un adelanto de lo que está por venir. No hubo grandes cambios en los nombres del equipo principal, por lo que la obra continuará con la dirección de Shinichi Matsumi y bajo el mando del estudio Orange.

El anime, que se consolidó como uno de los más populares de la plataforma, conquistando a una gran cantidad de fans de anime en nuestra región. Esto es gracias en parte al gran trabajo de voces del idioma original, el cuál, hasta donde sabemos, continuará contando con Chikahiro Kobayashi, Jonah Scott y Yuki Ono.

¿De qué trata Beastars?

Ambientado en un mundo donde los animales poseen características antropomórficas (se parecen a los humanos), Beastars narra la historia de Legoshi, un tímido lobo que forma parte del equipo de teatro de la escuela. Cuando una alpaca es misteriosamente asesinada, la armonía que existía entre depredadores y presas se pone a prueba, dejando a todos los alumnos en pánico, especialmente a los herbívoros, que son propensos a ser las próximas víctimas.

Legoshi es visto como uno de los principales sospechosos y decide investigar lo sucedido para probar su inocencia. En medio de este proceso, conoce a Haru, una simpática coneja enana que despierta en el lobo sentimientos inéditos, lo que lo lleva a luchar contra lo que está creciendo en su pecho, además de sus instintos de depredador que florecen cada día.