Como fanático de las aventuras de Dante, no el de la Divina Comedia (que también), sino del hijo de Sparda, lo cierto es que no tenía grandes expectativas del anime realizado por Netflix, sobre todo considerando que la historia de Devil May Cry no es precisamente sustanciosa y que a lo que realmente vamos cuando jugamos alguno de sus títulos es a los trancazos.
Pero sorprendentemente, la nueva adaptación de Netflix ha cumplido expectativas que ni siquiera yo sabía que tenía, convirtiéndose en mi serie favorita del estudio después de Devilman: Crybaby, por supuesto.
Devil May Cry de vuelta al anime, baby
Devil May Cry es la nueva serie animada de Netflix basada en la icónica franquicia de videojuegos de Capcom. Aunque podría pensarse que es un anime japonés, en realidad la animación corre a cargo del estudio surcoreano Mir, con Netflix como principal productor. En este sentido, se trata de la primera adaptación animada de Dante desde el anime de 2007, y esta vez, el enfoque es más oscuro, brutal y exagerado, con un estilo que recuerda a las producciones más desenfrenadas de los 2000.
La historia nos muestra a Dante enfrentándose a una invasión demoníaca liderada por el misterioso White Rabbit, con la aparición de personajes clásicos como Lady y Enzo. Para los fanáticos de los juegos, esta versión de Devil May Cry no es precisamente una adaptación literal, pero tampoco pretende serlo. Hay cambios en algunos personajes, como Lady, que ahora es mucho más grosera y agresiva que en los juegos, lo que, lejos de molestarme, me pareció una gran adición.
Dante sigue siendo el mismo chad irreverente de siempre, con su actitud despreocupada y su habilidad para repartir espadazos con el mismo estilo con el que otros toman un café. La realidad es que si vienes buscando un relato profundo (ejem, Cyberpunk: Edgerunners), no lo encontrarás, pero si quieres ver demonios explotando y frases “chulas y macarras”, como dirían nuestros colegas españoles, este anime te las dará con creces.

Una estética visual y sonora donde Devil May Cry sigue rockeando
Visualmente, la serie es un festín. La animación es fluida y detallada, con un Dante que mantiene un diseño juvenil y modernizado sin perder la esencia del personaje. En los ocho episodios de casi media hora, la producción no deja de brillar en las secuencias de acción, donde se nota el esfuerzo en cada coreografía y encuadre. Sin embargo, en los momentos más tranquilos, hay que admitir que ciertas escenas que se sienten demasiado estáticas, algo que podría haberse pulido mejor para mantener la energía constante.
El apartado sonoro es otro de los grandes aciertos. Aunque el elenco en inglés hace un buen trabajo, con Johnny Yong Bosch como Dante y Kevin Conroy en uno de sus últimos roles como Vicepresidente Baines, debo decir que el doblaje japonés es superior en cuanto a intensidad y emoción.
El mismo acierto ocurre con la banda sonora, que es todo un golpe de nostalgia para cualquier fan del rock y nu-metal de los 2000, con temas como Afterlife de Evanescence, Rollin (Air Raid Vehicle) de Limp Bizkit o Guerrilla Radio de Rage Against the Machine. Cada canción está colocada con precisión para elevar la acción y darle ese tono irreverente que caracteriza a Dante y a toda la saga.
¿Vale la pena Devil May Cry de Netflix?
Tanto si eres un veterano de la franquicia como si no tienes idea de quién es Dante, este anime es un viaje salvaje y divertido que merece la pena. No es una adaptación al pie de la letra, eso debes tenerlo claro, pero sí que capta la esencia del juego de una forma espectacular, particular. En conclusión: si a ti lo que te gusta es la acción sin frenos, el humor ácido y absurdo y los protagonistas demoníacos, Devil May Cry de Netflix definitivamente es algo que tienes que probar.
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