Fue a finales del año 2000 que Digimon Digital Card Battle llegó al mundo, y aunque yo tardé un par de años más en conocerlo, inmediatamente se convirtió en una de mis más grandes adicciones de niño (y no tan niño). Un juego de cartas de Digimon era algo que casi nadie imaginó mientras veíamos el anime en tele abierta, pero vaya que me cautivó, y te contaré sobre él a continuación.
Un juego de cartas simple y efectivo
Con Pokémon triunfando en la misma área, uno pensaría que no debía pasar ningún problema si Digimon quería entrarle a los juegos de cartas, y afortunadamente, no había nada de qué temer. De hecho, el TCG (cartas físicas) ya existía, pero dominaba principalmente Japón.
Digimon Digital Card Battle llegó al primer PlayStation tras habernos presentado su acercamiento como un RPG, así que el cambio de aire impactó en su momento. De todas maneras, el juego fue fácil a los ojos y oídos de sus fans, pues presumía a las icónicas criaturas digitales, e incluso su protagonista era prácticamente idéntico al de Digimon World.
Ahora, pasando al juego en sí, tenía reglas bastante sencillas comparando con lo que se jugaba en aquellos tiempos. Magic se lanzó en 1999 y arrasó en el mundo, pero sus reglas y vasto contenido de cartas hacía complicado su seguimiento, y ni se diga de Yu-Gi-Oh! cuando aterrizo en nuestro continente en 2002, igualmente con reglas y cartas con efectos complicados para niños que apenas se empapaban con este mundo.
Gracias a que se trató de un videojuego, la programación del mismo hacía casi todo por ti: llamas a un Digimon a la batalla y peleas con tu enemigo. Por supuesto, existían formas de manipular la batalla con cartas de efectos y la infaltable digievolución, pero en su base, Digital Card Battle era fácil de entender, y eso me atrajo de inmediato.
El Digimundo no se quedó atrás
Aunque las batallas con cartas era el enfoque del juego, Bandai no desaprovechó para contar una historia interesante. De nuevo, tu deber era salvar al digimundo, y en el proceso te hacías de amigos y enemigos de incontables rostros conocidos. En ese entonces, Digimon 02 era la novedad de la franquicia, así que Veemon fue puesto como la estrella del juego.
El juego supo cómo jugar con la nostalgia, y presentó muchas referencias al anime; podíamos jugar cartas con Tai y compañía, y los personajes siempre soltaban una o dos menciones a sus respectivas aventuras en el mundo digital. Esto ayudó mucho al fan de Digimon a adentrarse en Digital Card Battle, pues la cercanía con el anime atraía incluso a quienes no solían jugar videojuegos en aquella época.

Además, su historia te tomaba por sorpresa, pues era engañosamente larga. Tras llegar a los créditos, se abría un mar de contenido extra que si bien no era obligatorio, te invitaba a completar tu colección de cartas, y las batallas se ponían más emocionantes.
El número exacto de cartas
No era un número demasiado alto de cartas, pero tampoco carecía en contenido, y esto fue otro detalle ayudaba al jugador a familiarizarse con el juego. No era necesario aprenderse el efecto de cientos de miles de cartas, y gracias a ello, podías abandonar el juego y regresar a él con mucha facilidad.
Por supuesto, el juego también contaba con multijugador, y vaya que lo aproveché con mi hermano; ambos jugamos sin parar nuestras respectivas campañas, y cuando era el momento, poníamos a prueba nuestros decks para ver quién era el verdadero campeón. Es un recuerdo maravilloso de mi infancia, y todo gracias a uno de los juegos de Digimon que muy pocos conocieron.

Hoy, jugar Digimon Digital Card Battle no es la cosa más sencilla del mundo; el juego jamás tuvo un relanzamiento en otras consolas, permaneciendo como exclusiva permanente en el primer PlayStation. Aún así, y si tienes la oportunidad, te recomiendo ampliamente que le eches un vistazo, y verás que el próximo juego para celulares tiene un gran contendiente a vencer, uno que quedó como legado entre fans de Digimon.
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