En Japón, la ley establece que la jornada laboral no puede superar las 40 horas semanales u 8 horas diarias, e incluso el gobierno ha implementado semanas laborales de 4 días en algunos sectores para mitigar el impacto del estrés laboral. Sin embargo, sigue siendo muy normal para la sociedad nipona normalizar tendencias compulsivas de sobrecarga laboral, y el karoshi (término ominoso que designa la muerte “por exceso de trabajo”) sigue siendo una realidad. Esto incluye, como era de esperarse, a la industria del manga.
El mundo del manga y el anime es vibrante y fascinante, pero detrás de las historias épicas y los personajes inolvidables que millones de personas disfrutan en todo el mundo, existe una realidad poco conocida: los creadores, conocidos como mangakas, y los artistas que trabajan en este medio, a menudo sufren una presión desmedida debido a las largas jornadas de trabajo, los plazos ajustados y la constante demanda de innovación. Esta carga de trabajo excesiva no solo afecta su creatividad, sino que también pone en grave riesgo su salud física y mental.
Ejemplos hay varios: Eiichiro Oda, autor de One Piece, ha sufrido varias hospitalizaciones debido a su agotamiento extremo. Otro caso, bastante trágico, es el de Kentaro Miura, creador de Berserk. Miura falleció a los 54 años debido a una disección aórtica, una condición vinculada al estrés crónico. A pesar de que su obra es aclamada a nivel mundial, su perfeccionismo y la presión que enfrentó durante su carrera lo llevaron a una espiral de agotamiento que terminó de la peor manera posible.
El estrés y las jornadas laborales, un problema médico en Japón
Uno de los principales factores que agrava este problema es el estrés. De acuerdo con Guillermo Farrera, médico general titulado en la Universidad Veracruzana y fanático del manga y anime (su favorito es Naruto), el exceso de trabajo puede tener consecuencias devastadoras para la salud. "El exceso de trabajo puede tener graves consecuencias para la salud. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en 2016, 745,000 personas murieron debido a accidentes cerebrovasculares y cardiopatía isquémica causados por jornadas laborales prolongadas", señala Farrera. Este dato pone en evidencia la magnitud del problema, ya que representa un aumento del 29% en comparación con el año 2000.
Los mangakas, al igual que muchos otros trabajadores en Japón y en otras partes de Asia, suelen trabajar jornadas laborales de más de 55 horas a la semana, lo que aumenta su riesgo de sufrir accidentes cerebrovasculares en un 35% y de fallecer por cardiopatía isquémica en un 17%. Esto es alarmante, ya que, como explica Farrera, "las jornadas laborales prolongadas son el factor de riesgo más significativo para la salud ocupacional", un problema que afecta principalmente a los hombres y a las personas de mediana edad o mayores, especialmente en regiones del Pacífico Occidental y Asia Sudoriental.
Pero, ¿cómo afecta el estrés al cuerpo humano? Para entender mejor esto, es importante conocer el rol del cortisol, la hormona del estrés. En pequeñas cantidades y durante breves períodos, el cortisol puede ser útil, ayudando a regular funciones esenciales del cuerpo como el sueño, el peso y la presión arterial. Sin embargo, cuando el estrés es prolongado, como ocurre en el caso de muchos mangakas, los niveles de cortisol en el cuerpo se mantienen elevados de manera constante, lo que puede generar efectos adversos.
Los altos niveles de cortisol generados por el estrés son muy perjudiciales para la salud de los mangakas.
"Con el tiempo, los efectos del estrés pueden acumularse en el cerebro y en el cuerpo, debilitando el sistema inmunológico y aumentando el riesgo de sufrir enfermedades", comenta Farrera. Esta inflamación crónica y la disminución en el recuento de glóbulos blancos, consecuencia de los altos niveles de cortisol, hacen que el cuerpo sea más vulnerable no solo a enfermedades comunes como resfriados, sino también a padecimientos más graves como enfermedades cardiovasculares.
La industria del manga es conocida por su dinamismo y por la alta demanda de contenido constante, lo que genera un entorno donde los artistas trabajan bajo enorme presión para cumplir con plazos muy ajustados. Esto se traduce en largas horas frente al escritorio, con muy poco descanso o tiempo para recuperarse. A menudo, los mangakas deben entregar capítulos semanales, lo que les deja poco margen para equilibrar su vida personal y profesional. El caso de reconocidos creadores que han tenido que pausar su trabajo debido a problemas de salud relacionados con el estrés, como Yoshihiro Togashi (Hunter x Hunter) o el fallecido Kentaro Miura (Berserk), son claros ejemplos de cómo la presión y el estrés pueden cobrarse una factura irreparable.
Frente a este escenario, la OMS y la OIT recomiendan establecer límites en los horarios laborales, fomentando la colaboración entre gobiernos, empleadores y trabajadores para proteger la salud de los artistas y otros profesionales que sufren estas mismas condiciones. En el caso específico de los mangakas y artistas japoneses, es vital que la industria reconozca la importancia de proteger a sus creadores, ofreciéndoles condiciones de trabajo más saludables y tiempos de descanso adecuados.
A largo plazo, las jornadas laborales prolongadas no solo ponen en riesgo la salud de los artistas, sino que también pueden afectar la calidad y la innovación en sus obras. Un mangaka agotado física y mentalmente no puede seguir creando con la misma pasión y dedicación, lo que podría tener consecuencias tanto para la industria como para los fanáticos que disfrutan de sus creaciones. Para preservar el talento y garantizar que el arte del manga siga prosperando, es fundamental abordar el problema del estrés laboral y ofrecer a los creadores el tiempo y los recursos necesarios para cuidar de su bienestar.
Karoshi: muerte por exceso de trabajo
En el volumen 8 de la edición tankobon de Dragon Ball, Akira Toriyama describe un día de trabajo común y corriente de la siguiente manera: “Los días en los que dibujó empiezo más o menos desde mediodía. A la 1 es la hora de la comida, y mi asistente comienza a dibujar. De las 7 a las 8 ceno, hago ejercicio con mi perro y le doy de comer a mi ave. A las 9 mi asistente se va a su casa y yo continuo trabajando mientras veo televisión. A las 11 me baño, después trabajo y me duermo a las 4 am. Más o menos esa es mi rutina”.
La rutina de 14 horas de trabajo diaria del mangaka, extendida durante más de 15 años entre Dr. Slump y Dragon Ball, no solo es testimonio del sacrificio que muchos creadores hacen por su arte: se trata de un posible antecedente de su hematoma subdural agudo, una condición que, lamentablemente, le costó la vida. El caso no es aislado: Osamu Tezuka, autor de Astro Boy o Fénix, o Ai Yazawa, creadora de Nana o Paradise Kiss, e incluso el mismo Akira Toriyama, son solo algunos nombres que salen a relucir cuando hablamos de mangakas que han empeñado su propia existencia como parte de la industria del manga.
Ángel Sánchez Aviña, médico especializado en medicina interna y cardiología de la Universidad de Guadalajara, explica que “el estrés crónico a menudo pasa desapercibido porque los pacientes se adaptan y comienzan a considerarlo como algo normal”. En la industria del manga, este fenómeno parece estar tan arraigado que los artistas siguen trabajando a pesar de su deterioro físico.
“No tengo buena salud. No suelo tener rigidez en los hombros, pero recientemente mi brazo derecho comenzó a entumirse y finalmente me está doliendo. Ahora que lo pienso, creo que es porque, desde que empecé con Dr. Slump, y ahora que estoy con Dragon Ball, he estado trabajando alrededor de 11 años y no he tenido tiempo libre” menciona Toriyama, casi como un pedido de auxilio, en la solapa del volumen 23 del manga protagonizado por Goku.
Como el samurái enfila su destino hacia el bushido, parece invariable para el mangaka recorrer el extenuante camino del karoshi. En medio de este escenario de enajenamiento laboral, Sánchez Aviña subraya la importancia de la prevención, que debe incluir la búsqueda de “mecanismos compensatorios” ante la presión constante, además de meditación y ejercicio para mitigar los efectos del estrés.
Los creadores no son solo recursos
Uno de los testimonios más reveladores sobre el impacto del estrés en el trabajo de los artistas nos lo ha ofrecido Carlos Rambler, fan de la cultura otaku e ilustrador mexicano con experiencia en cómic, animación y publicidad, y quien ha vivido en carne propia ambientes de estrés laboral. “La presión constante afecta a algunos más pronto que a otros. Las situaciones de estrés en el trabajo pueden repercutir de forma física, lo que comúnmente llamamos ‘quemarse’. El estado de ánimo decae y esto afecta al rendimiento laboral, generando un círculo vicioso”. Esta descripción es alarmantemente común en la industria creativa, donde las largas jornadas y las exigencias sin descanso conducen, invariablemente, al colapso emocional y físico.
Para los artistas, la presión constante afecta en su estado de ánimo y rendimiento laboral.
“A veces es preferible renunciar si las consecuencias son un deterioro físico y mental que te afectará a largo plazo”, afirma Rambler, subrayando la dificultad de equilibrar la pasión por el trabajo con la necesidad de preservar el bienestar personal.
La falta de equilibrio entre la producción de contenido y el bienestar personal ha llevado a artistas talentosos a tomar pausas prolongadas o incluso abandonar el medio, o la vida. Como señala Rambler, “la industria debería ser consciente de que sus trabajadores no son solo recursos de los cuales sacar un beneficio”. Es esencial que las empresas y editoriales se den cuenta de que sus activos más valiosos son los propios creadores, y que el éxito económico no puede justificarse a costa de la salud física y mental de estos artistas.
“Cumpliré 30 años. Con una serie semanal tu agenda queda tan apretada como unos calzones nuevos. ¡Quedarme despierto toda la noche ya es infernal!”, exclamó Toriyama en el volumen 17 de Dr. Slump: un cómico alarido que, bien mirado, nos recuerda que, aunque el legado que dejó el artista será imborrable, el costo que pagó por ello no debería convertirse en la norma.
El equilibrio entre la vida y el trabajo no es un lujo, sino una necesidad fundamental para garantizar que tanto los creadores como sus obras florezcan en lugar de marchitarse.
*Esta investigación fue realizada de manera colaborativa por Ayax Bellido y Jesús Zamora.
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