Treinta años después, el fenómeno sigue tan fuerte como en los noventa. El anuncio del convivio por el 30 aniversario de Nintendomanía desató una auténtica avalancha de nostalgia y emociones, tanto que los boletos gratuitos para el evento en la CDMX se agotaron en menos de 12 horas. Sí, tres décadas después de aquella primera emisión del 25 de marzo de 1995, la comunidad de “maniacos” sigue tan viva como cuando Gus Rodríguez nos enseñaba los primeros trucos de Super Mario 64.
Nintendomanía, un legado que sigue vivo
Todo arrancó el pasado 19 de marzo a las 19:00 horas (horario de la CDMX), cuando las redes sociales de Zero Control anunciaron que Maggie Hegyi, Javier Rodríguez y Densho, tres de los rostros más emblemáticos del programa, volverían a reunirse para convivir con los fans. Y aunque la dinámica sonaba sencilla: registros gratuitos y un lugar secreto que solo se revelará a los asistentes, la respuesta fue abrumadora. A las pocas horas, ya no quedaban lugares disponibles. Nosotros revisamos en el sitio web este jueves 20 de marzo a las 9:00 am y los boletos aparecían agotados.
La noticia no sorprende a quienes crecimos con el programa. Nintendomanía no solo era una guía sobre videojuegos; era una cita semanal obligada para quienes en los noventa soñábamos con cartuchos japoneses imposibles de conseguir o con las primeras imágenes de juegos que tardaban años en llegar a México. En una época sin YouTube ni redes sociales, la televisión abierta —y Nintendomanía— eran la ventana al mundo de los videojuegos.
La emoción por este evento no es solo nostalgia, es el reconocimiento al legado de un proyecto que marcó a toda una generación. Porque Nintendomanía era más que “tips” o noticias. Nos enseñó a vivir el gaming de una manera distinta: con pasión, humor y comunidad. Y que hoy, en 2025, un simple anuncio llene un cupo de 400 personas en horas, lo confirma.
Maggie Hegyi también compartió un detalle que le da aún más sentido al evento: aunque los boletos son gratuitos, los asistentes podrán hacer donaciones para una fundación de apoyo a niños, “tal y como le habría gustado a Gus Rodríguez”. Porque si algo caracterizó al creador de Nintendomanía fue su calidez y compromiso, tanto con los gamers como con causas sociales.

Para quienes nos quedamos sin boleto, la buena noticia es que esta reunión también revive la conversación sobre lo mucho que necesitamos espacios como este. En tiempos de streams y eventos digitales, este tipo de encuentros presenciales son el recordatorio perfecto de cómo era el gaming antes de la masificación de Internet: comunidad, emoción genuina y personas unidas por la misma pasión. Treinta años después, el legado del maestro Gus Rodríguez sigue intacto.
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