Este 5 de abril, Akira Toriyama habría cumplido 70 años, y aunque el mangaka no está aquí para celebrarlo, los fieles seguidores de su obra no cesamos en nuestro empeño de recordar lo que hizo grande a su legado. En el caso de Dragon Ball, Toriyama siempre defendió sus curiosas influencias, las cuales iban desde el arte marcial de Jackie Chan hasta su deseo de crear algo similar a lo que Disney logró con 101 Dálmatas.
101 Dálmatas y el tokusatsu
Algo que siempre dejó claro el mangaka, es que la animación de 101 Dálmatas marcó profundamente a Akira Toriyama, al punto de hacerlo darse cuenta de que su destino estaba en el dibujo. La fluidez del movimiento, el trazo suelto y la expresividad de los personajes se convirtieron en una referencia para su propio estilo. Claro, aunque sus mundos fueran más caóticos y humorísticos, esa chispa de vida que transmitía Disney se filtró en cada línea de las ilustraciones del sensei.
Pero no sólo la animación occidental formó su imaginario. Toriyama también creció viendo Kamen Rider y Ultraman, absorbiendo la estética y la grandilocuencia de estos héroes para plasmarla en la acción y los combates de su obra. Es imposible ver a los Ozaru sin pensar en los kaijus japoneses, o ignorar que las Fuerzas Especiales Ginyu son un homenaje descarado a los escuadrones de superhéroes.

Viaje al Oeste y Jackie Chan: Goku antes de ser Goku
Si hay un relato que definió a Dragon Ball desde su concepción, ese fue Viaje al Oeste. Toriyama tomó la esencia de la historia del Rey Mono y la transformó en un cuento de artes marciales, con Goku como un claro reflejo de Sun Wukong. Pero el mangaka, en lugar de seguir la senda clásica, mezcló la premisa con mechas, extraterrestres y un humor irreverente que redefiniría el género shonen.
Por supuesto, el mangaka también eran fan de las películas de artes marciales de actores como Bruce Lee o Jackie Chan, este último su mayor inspiración al momento de crear las coreografías de los combates en la serie.

El manga que antecedió a Dragon Ball
Antes de que existiera Dragon Ball, Toriyama ya había hecho un experimento previo: Dragon Boy. En este manga de apenas dos capítulos, la fórmula estaba casi lista: un protagonista ingenuo y fuerte, acompañado de una chica de carácter, con elementos fantásticos y objetos mágicos. Era apenas un boceto de lo que vendría después, pero en sus páginas se notaba que el mangaka estaba a punto de dar con su gran obra maestra.

Como puedes ver, las influencias de Toriyama son tan variadas como inesperadas, y en ellas radica la magia de su trabajo. No se limitó a un solo género ni a una sola cultura; absorbió de todo y lo reinventó a su manera. Tal vez por eso, su legado, a 70 años de su nacimiento, sigue más vivo que nunca.
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