En un ambicioso plan de relanzamiento, Bandai Namco trajo de regreso a los personajes y universo que Akira Toriyama plasmó en el manga ‘Sand Land’, publicado originalmente en el año 2000. El objetivo fue hacer tanto un videojuego como una serie animada que no solo adaptarían lo que en su momento dibujó y escribió el legendario mangaka, sino que aprovecharían el potencial y carisma que hay aquí para expandirlo hacia una dirección completamente nueva.
El juego de Sand Land es mucho más de lo que aparenta. Estamos ante un robusto RPG de acción enfocado en el combate vehícular y la exploración de un mundo abierto. A su manera, y con todas las bondades del formato interactivo de un videojuego, Sand Land nos presenta las aventuras de Beelzebub, Rao, Thief, Ann y todo el colorido elenco de la obra de Toriyama-san mientras salvan los áridos páramos de la nación que da nombre a la obra.
Tristemente, este fue uno de los últimos productos supervisados por el legendario maestro que nos conquistó con Dragon Ball, pero ¿está a la altura del manga original y su adaptación al anime? Vamos a averiguarlo.
La misma historia, pero expandida y con diferentes matices
El juego de Sand Land parte del mismo punto donde inicia el manga original y su respectiva adaptación animada. Si al igual que nosotros has disfrutado recientemente de ambos productos es totalmente válido preguntarse, ¿vale la pena volver a disfrutar otra vez la misma historia en este otro formato?
Durante los primeros minutos todo está estrictamente apegado a la obra original, pero no pasan muchas horas para que el juego de Sand Land tome su propio rumbo y se sirva de abundantes libertades creativas para que todo funcione de mejor manera en en el videojuego.
Si eres muy fan del manga y de las nuevas historias que nos cuenta el anime no debes preocuparte: el juego es fiel en su representación de momentos clave que se materializan en misiones, batallas, diálogos específicos, cinemáticas y hasta secciones lineales con quick time events. El juego está lleno de referencias a lo que vimos tanto en el manga como en el anime; el humor y personalidades de cada personaje se trasladaron de excelente manera al juego también.
Por otro lado, si buscas algo nuevo, también puedes estar tranquilo: el juego de Sand Land agrega montones de historias y aventuras inéditas que no podían faltar para alimentar de contenido a un RPG de unas 60 horas de duración. Las sorpresas no faltan, también hay muchos personajes originales y esto es algo positivo si buscas conocer mucho más de un universo en el que no eres un mero espectador, sino un protagonista que explora a su manera todo lo que Sand Land y Forest Land tienen por ofrecer.
Hay cambios importantes en el orden en el que suceden algunas cosas. Por poner un ejemplo, Ann se une a nuestro grupo de protagonistas desde el primer arco narrativo, mismo que se inspira en el manga original. Su presencia en el juego se justifica porque esta hábil mecánica de Forest Land apoya con sus talentos al grupo en todo lo que tiene que ver con la reconstrucción, fabricación y mejora de vehículos que no existen en los otros formatos de Sand Land. Así como ese ajuste, el juego de Sand Land en muchas ocasiones funciona como un ‘what if’ en el que se modifican elementos de la historia para presentarnos un relato original que, como sea, respeta los puntos más profundos de la narrativa general que disfrutamos tanto en el manga como en el anime.
Aunque Sand Land como videojuego toma su propio camino, están presentes momentos importantes del manga y el anime en la misma continuidad narrativa.
Un juego hecho a la medida de los vehículos
En Sand Land tomas el control del príncipe demonio Beelzebub y, aunque en ocasiones explorarás a pie o pelearás mano mano contra muchas amenazas, el gameplay de los vehículos es el verdadero centro de la jugabilidad.
A Akira Toriyama le costó mucho trabajo diseñar el tanque que se convierte en un protagonista más de su manga, por lo que tiene sentido que todo empiece con este vehículo que es el único que nunca puedes dejar en tu garage y se convierte en una especie de vehículo principal.
No obstante, conforme van avanzando las horas de la campaña, el juego te va a ofreciendo nuevas opciones. Esto es una excelente noticia, ya que todos estos vehículos son muy distintos entre sí en sus mecánicas y forma de combatir. Los gigantescos mapas de Sand Land y Forest Land están hechos a la medida de lo que puedes hacer con estos vehículos y la exploración funciona de manera similar a como sucedería en un metrodivania. ¿Hay algo que te impide el paso o un lugar que no puedes alcanzar? Quizá convenga regresar después con nuevos vehículos –o habilidades potenciadas de los que ya tienes– para ver si puedes superarlo y ver qué hay allá donde inicialmente no podías llegar.
El tanque tiene la potencia de fuego para romper algunas rocas y objetos.El brincabot es un tanque bípedo que puede saltar y es muy útil para explorar secciones de los mapas que tienen muchísima verticalidad. La moto es tan ligera y veloz que puede pasar por las arenas movedizas del desierto sin hundirse o saltar grandes distancias para sortear brechas donde no hay puentes. El autodeslizador también puede flotar sobre algunas brechas y es tu única opción para pasar sobre el agua. El blindaje de combate es un poderoso exoesqueleto capaz de mover objetos.
Con esto hablamos únicamente de las capacidades de estos vehículos en temas de exploración y resolución de puzzles, porque su potencial en combate es todo un tema aparte. Cada uno de los vehículos se mueve distinto y ataca distinto. No solo tienes que probar con todos ellos para ver con cuál te sientes cómodo en cada situación, sino que los mismos adversarios con su manera de moverse y atacar a veces te obligan a que cambies de estrategia. Además de todos los mencionados está el auto que posee un remolque con misiles y que puede llevar una torreta montada en el techo; está el todoterreno que es como un punto intermedio entre la moto y el tanque en términos de velocidad y potencia; el saltabot tiene más potencia de fuego que el brincabot, pero menos versatilidad al no tener la movilidad de su parte superior; el aeroescúter es más ligero y ágil que el aerodeslizador, pero también más vulnerable; y todavía hay más variantes que descubrirás cuando juegues. Hay un verdadero universo de posibilidades para que experimentes tanto al explorar como al combatir, es una buena noticia que se pueda cambiar en tiempo real entre los vehículos para que ajustes tus estrategias como mejor te convenga.
Con un paisaje accidentado, los mapas de Sand Land y Forest Land son interesantes en la exploración
Nos gustó mucho el diseño del mapa. Ciertamente en Sand Land predominan enormes áreas abiertas con algunas dunas y rocas, pero cuando tienes un punto en el mapa en una zona inexplorada las cosas no son tan sencillas y hay que analizar tu entorno para ver por dónde se puede pasar. Hay formaciones rocosas y cañones que pueden separar a un área de otra. A veces quizá estés escalando una cascada de arena para poder llegar a la siguiente sección del mapa o tratando de mejorar lo más que puedas tu moto para que alcance la velocidad necesaria para dar el salto que te permita sortear un obstáculo. La exploración en este sentido se siente inteligente y no siempre te lleva de la mano.
Si pasamos al mapa de Forest Land tenemos un paisaje todavía más accidentado y desafiante en temas de exploración: es un verdadero laberinto lleno de montañas, formaciones rocosas, puentes y túneles en el que la navegación nunca es en línea recta. Nos agradó perdernos al tratar de encontrar lugares específicos de las misiones principales y secundarias, mientras íbamos descubriendo en el camino muchos otros lugares interesantes por explorar.
Además de los espacios abiertos están los restos de gigantescos acorazados y ruinas antiguas que no son otra cosa que una especie de ‘dungeons’ que a veces tienes que explorar obligatoriamente en las misiones de historia, mientras otras veces constituyen parte de las misiones secundarias o la exploración libre. Al igual que los mapas de Sand Land y Forest Land, estos espacios están diseñados a la medida de las capacidades de los vehículos y es donde más se usan para resolver todo tipo de situaciones. Si te vas directo a los objetivos principales tendrás marcadores que te guiarán en medio de su diseño laberíntico, pero si exploras cada rincón de estos espacios no solo encontrarás valiosos cofres llenos de materiales y partes para tus vehículos, sino que tendrás una experiencia de exploración mucho más profunda y orgánica.
Los restos de gignatescos acorazados y ruinas antiguas son el equivalente a los dungeons en Sand Land
Un RPG más profundo de lo que aparenta
Sand Land puede llegar a ser un poco abrumador las primeras horas. Sin darte cuenta, en pocos minutos estarás abriendo decenas de cofres, acumulando materiales de todos tipos y expandiendo un garage en el que no es fácil elegir una entre todas las opciones de vehículos disponibles, mucho menos meterle mano a las decenas de opciones de personalización. Tienes la opción de cambiar carrocerías, armas principales, armas secundarias, módulos especiales, suspensión, motores y muchas más partes de cada vehículo. ¿Por dónde empezamos? No te preocupes, pues pasarás tanto tiempo jugando que la curva de aprendizaje se allanará para que tarde o temprano domines todo.
Al final de cuentas, Sand Land es un RPG en toda la regla y hay dos sistemas de progresión. Por un lado, tus personajes van mejorando con puntos de experiencia que se obtienen tras cada batalla, lo que te hace ganar niveles y puntos de habilidad que se gastan en los clásicos árboles de progreso. Podrás expandir el abanico de movimientos de Beelzebub fuera de los vehículos, así como las habilidades de soporte de tu party que te funcionan tanto para las peleas mano a mano como para los combates en vehículos.
El segundo sistema de progresión es el nivel de los vehículos. Este está completamente casado con las mecánicas de crafting, pues es necesario reunir los materiales indicados y los fondos necesarios para comprar las mejoras. Entre mejor nivel tengan tus vehículos, mejores piezas puedes equipar. Entre más raras sean las piezas, tienen más y mejores efectos activos y pasivos para tu vehículo. Es incalculable la cantidad de combinaciones posibles y tras decenas de horas jugadas para la reseña nos queda mucho por descubrir al respecto.
Conviene señalar que la progresión también va de la mano con la campaña principal. Por ejemplo, hay materiales que son imposibles de conseguir antes de cierto punto de la historia principal. Si bien el grinding puede ser importante al jugar en el nivel de dificultad más alto, muchas veces hay que seguir progresando para que tanto tus personajes como los vehículos vayan mejorando.
La progresión de los personajes y vehículos es independiente: aunque importa el grinding, avanzar en la campaña también es una excelente opción
Contrastes entre lo relevante y lo repetitivo
Sand Land es un RPG de unas 60 horas de duración, ¿cómo se aprovecha todo ese tiempo en una partida?
Además de la campaña principal –que tiene muchas más historias que lo que vimos en el manga y la serie animada– hay una gran cantidad de misiones secundarias. En un punto cercano al comienzo del juego llegarás a una población de Sand Land conocida como Spino que será tu base de operaciones al tener un garage que puedes aprovechar para construir y mejorar vehículos.
Spino termina teniendo sus propias líneas argumentales. El que en algún momento fue un centro económico importante para Sand Land , ahora es un pueblo fantasma que tu grupo buscará restaurar para compensar la ayuda que el alcalde les ha prestado.
Es así que la mayoría de las misiones secundarias tienen que ver con reclutar pobladores para Spino. Muchos de ellos tienen algunos oficios que pueden ser aprovechado mejorar el pueblo o para abrir tiendas especializadas en las que puedes comprar materiales, transformarlos e intercambiarlos. A lo largo de la campaña, si decides invertir tiempo en las historias secundarias, observarás cómo todo se refleja en la evolución de Spino.
Las historias de estos NPCs nos recuerdan un poco a lo que nos ofrecieron las misiones secundarias de la serie Yakuza. Sus objetivos son sencillos y algunas veces sus planteamientos son absurdos y hasta graciosos. En cuanto a lo mecánico, la mayoría de las veces no van más allá de las clásicas misiones de hacer mandados. No obstante, las historias –que llegan a ser bastante dramáticas para el tono general que tiene Sand Land– llegan a tener sustancia y le dan personalidad a NPCs de Spino, que de otra manera no pasarían de ser personajes genéricos de relleno para un espacio.
Spino evolucionará conforme completes historias secundarias
Si quieres relajarte un poco te alegrará saber que en Spino también tienes un espacio personal. Tu hogar puede ser personalizado con muebles y todo tipo de decoraciones que compres, fabriques o encuentres dentro de cofres del tesoro. Al puro estilo de Animal Crossing puedes pagar para que tu hogar tenga más habitaciones y la variedad de muebles y accesorios es bastante amplia. También conviene señalar que, además de la personalización funcional de los vehículos hay montones pinturas y stickers que vas encontrando para que tus vehículos se vean exactamente como quieres. Sin darnos cuenta invertimos una buena cantidad de tiempo en estos modos meramente cosméticos que tienen su encanto.
Ahora bien , ¿qué tan relevante o variado es lo que encuentras en los enormes mundos abiertos que Sand Land ofrece para explorar? Aquí es donde el juego de Bandai Namco nos deja sentimientos encontrados, pues el juego no se escapa de la repetición que puede convertirse en su principal enemigo.
Los mapas están llenos de cuevas, pero todas ellas son prácticamente idénticas; el único pretexto que hay para explorarlas es que las recompensas suelen ser valiosas para seguir construyendo tus vehículos. Las ruinas opcionales padecen de algo similar: aunque cambian ligeramente en sus trazados, estos espacios son prácticamente idénticos entre sí y pierden su encanto tras explorarlas un par de veces.
Las ruinas son interesantes por fuera, pero por dentro parecen ser idénticas, cambiando ligeramente en su distribución.
Los mapas son tan grandes que hay espacio para que te encuentres una buena variedad de adversarios, pero no pasa mucho tiempo para que te estés enfrentando por enésima vez al mismo dinosaurio gigante. De todos modos deberás hacerlo porque los materiales que ofrece son valiosos para seguir progresando. El diseño del mapa es interesante por la manera en la que se explora, pero no es tan bueno por lo que contiene y que rápidamente cae en la repetición.
El diseño del mapa es interesante por la manera en la que se explora, no tanto por lo que contiene
Sand Land es un juego muy bonito en sus gráficos y su dirección de arte. Mientras exploras encontrarás ruinas majestuosas, paisajes maravillos y pueblitos hermosos con música tranquila que te invitan a quedarte y dejarte llevar por el momento, pero mucho de ello es una mera pantalla vacía en la que poco hay por hacer. Hay enormes ciudades que solo tienen una o dos calles principales por explorar. No se aprovechó la oportunidad de llenarlas con minijuegos o algún complemento –al puro estilo de Final Fantasy VII Rebirth o Like A Dragon Infinite Wealth— para que tu estancia en estos lugares fuera más relevante.
También es justo decir que el juego no es tan divertido fuera de los vehículos. Hubo un esfuerzo por ofrecer misiones de infiltración y batallas cuerpo a cuerpo, pero estas mecánicas, aunque son un bonito tributo al manga y a los poderes de Beelzebub, no funcionan tan bien como lo divertido que es aprovechar el profundo sistema de combate de vehículos y su personalización RPG.
Pero no te preocupes que no todo son malas noticias. Ni siquiera es completamente necesario que limpies un mapa en el que algunas misiones opcionales se renuevan o pueden completarse más de una vez para farmear materiales.
Entre las actividades secundarias también están las cacerías que te enfrentan a algunos minijefes bastante interesantes que, una ves derrotados, te ofrecen la revancha pero muchos niveles arriba para que las batallas sean más duras. También hay carreras que te ofrecen otra variante al juego en vehículos que no deja de ser muy entretenida
Las misiones principales por sí solas son bastante divertidas y sus batallas contra jefes también son memorables: lo suficiente como para que si te aburriste de explorar te centres en una campaña que es sumamente disfrutable.
¿Vale la pena Sand Land?
Los juegos que se inspiran en una licencia siempre son un volado: las cosas pueden salir muy bien o muy mal. Pese a que no todo es perfecto en Sand Land, las horas que le invertimos la pasamos muy bien y nos quedan ganas de regresar a seguir jugando. Esto no es algo que pase con cualquier videojuego.
Ciertamente hay elementos repetitivos que nos dejan ante un mundo abierto un tanto anticuado en su estructura, pero se compensan con mecánicas de juego sólidas en el combate vehicular, misiones principales divertidas, un diseño general de los mapas interesante, una dirección de arte muy bonita y sistemas RPG más profundos de lo que aparentan. El combate en vehículos se siente fresco y divertido, es suficiente para que el juego nos haya dado decenas de horas de divesión.
Como sucede con este tipo de juegos, si tienes un gusto particular por la obra en que se inspira lo disfrutarás mucho más que cualquier otro jugador, pero también nos parece que Sand Land tiene elementos interesantes y robustos como para que caiga más del lado de la grata sorpresa que de la decepción. Sand Land no solo es un gran homenaje al exquisito diseño industrial de Akira Toriyama en un juego dedicado por completo a los vehículos, también es un juego masivo con abundantes contenidos que lo convierten en una propuesta sumamente disfrutable. Vale la pena.
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