Una de las tendencias más curiosas e interesantes que nos legó la década pasada es la de Dead Drop. Nacida desde el arte, este “intercambio en puntos muertos” sigue tan vigente como el primer día, y es que se trata de un movimiento que ha cruzado fronteras para instalarse en cada rincón del mundo. Pero, ¿qué es y cómo funciona exactamente el Dead Drop?
Una red de USB's escondidas en las paredes
Sin una traducción directa en español, la mejor manera de definir el Dead Drop es como una biblioteca digital pública offline. El creador de este concepto fue Aram Bartholl, artista alemán que a partir del 2010 comenzó a esconder USB's en las paredes con la intención de que cualquier persona pudiera tener acceso, compartir archivos y que compartieran éstos data dentro del dispositivo.
Pero el Dead Drop no se reduce a USB enterradas en algún muro perdido de la mano de Dios. En realidad, se trata de un intercambio de información en el que una persona deja algún tipo de información en un lugar específico para que alguien más pueda copiar esta información sin necesidad de interactuar directamente ni de conectarse a una red.
En la página oficial de Dead Drop se explica que la intención es “compartir networks de igual a igual en espacios públicos, de maner anónima y offline”, incluso se ha brindado un instructivo mediante el cual cualquiera puede instalar un Dead Drop en su ciudad.
En la página web de Dead Drop se guarda un registro de cada una de estas instalaciones en el mundo, y el último del que se tiene registro fue instalado en Baja Sajonia en abril del 2024. Incluso en México hay varios Dead Drops, y todos están en la Ciudad de México: en la Colonia Juárez, en el centro de la ciudad, e incluso en la Zona Rosa. Tal vez, un día que no tengas nada que hacer, deberías pasarte por ahí: ¿quién sabe qué maravillas te pueden esperar?
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