Los X-Men y México han tenido una relación curiosa desde hace tiempo. Ya hemos visto, en los cómics, a los mutantes defendiendo Polanco durante el run de Gerry Duggan, y al final de Logan, el destino de nuestros héroes era Tierra Azteca. Pues nuevamente los hijos del Átomo han pisado México, específicamente la CDMX: esto ocurrió en el último episodio de X-Men '97, sin embargo, la llegada Cyclops y compañía al país ha sido un tanto polémica.
De Reforma a la tierra de Coco: el viaje de los X-Men a los estereotipos mexicanos
La llegada de los X-Men a México ocurrió durante el episodio 7 de la serie, después de que Bolivar Trask, el villano que creó a los Centinelas, huyera a este país influenciado por Mr. Sinister. Buscando satisfacer su deseo de venganza tras la masacre ocurrida en Genosha, Rogue también viajó a Tierra Azteca, y tras de ella los mutantes liderados por Cyclops, aterrizando sobre la Ciudad de México, específicamente sobre el área del centro, en Avenida Reforma.
Pero inmediatamente después de atravesar Reforma, Rogue se adentró en un área rural, con sus calles empedradas, casas de colores brillantes y vívido folclore, como si al cruzar una esquina se pasara de la moderna urbe que es la CDMX a un entorno más bien rural, como el Pátzcuaro que retrató Disney en Coco.
Lo cierto es que, ya sea por ignorancia de los guionistas de la serie, o por el simple deseo de mostrar un México más alineado al imaginario que en Estados Unidos se tiene del país, la manera en la que X-Men '97 mostró la CDMX solo refuerza varios de los estereotipos que se tienen de esta región de América. No son estereotipos precisamente dañinos, claro, pero son estereotipos al fin.
La más reciente visita de los X-Men a México, además de sumar un sello más en los pasaportes de los mutantes, es una interesante manera de ver, a través de ojos extranjeros, la imagen que el mundo se ha formado de este país. Todo bien desde el punto de vista de este humilde redactor mexicano, pese a los estereotipos que reforzó el último episodio de X-Men '97: con que Cyclops y Wolverine no se quejen de los organilleros, no habrá queja de nuestra parte.
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