En 2017, la Armada de los Estados Unidos tomó una curiosa decisión: reemplazar los sofisticados y costosos joysticks de sus submarinos nucleares con controles de Xbox 360. Sí, esos mismos mandos que alguna vez sostuviste mientras jugabas Halo o Call of Duty ahora están en manos de oficiales manejando equipos que podrían aparecer en una película de ciencia ficción.
Todo comenzó cuando los submarinos de clase Virginia, equipados con cámaras digitales de última generación en lugar de los clásicos periscopios, presentaron un problema inesperado. Estas cámaras se manejaban con joysticks militares que no solo costaban la exorbitante cifra de 38,000 dólares (765,000 pesos mexicanos apróximadamente) cada uno, sino que también eran pesados, incómodos y requerían horas de entrenamiento para dominarlos.
El teniente Kyle Leonard, oficial del submarino USS John Warner, en una entrevista con el periódico The Virginia Pilot recodiga por la revista Gizmodo en español, recuerda que los operadores no tardaron en quejarse: "Eran complicados, no ergonómicos y hacían el trabajo más tedioso", comentó en su momento. Fue entonces cuando surgió la pregunta clave: ¿y si usamos algo más sencillo?
Controles de Xbox 360: de la sala de juegos al control de mando
La solución llegó desde el mundo de los videojuegos. Los mandos de Xbox 360, familiares para casi cualquier adulto, ofrecían una alternativa perfecta. Costaban menos de 40 dólares, eran fáciles de conseguir en cualquier tienda del mundo y, lo mejor de todo, la mayoría de los marineros ya sabía cómo usarlos.

Mark Eichenlaub, asistente de navegación del submarino USS John Warner, compartió una declaración tomada por la BBC, la cual encapsula perfectamente los motivos que había tras aquella decisión:
“Podemos reemplazar un mando dañado con una simple visita a la tienda de videojuegos más cercana. Es tan sencillo que parece increíble.”
La anécdota nos recuerda que la innovación no siempre requiere desarrollos revolucionarios: a veces, basta con mirar a nuestro alrededor y utilizar lo que ya funciona. Después de todo, si algo puede sobrevivir a las intensas sesiones de videojuegos, ¿por qué no confiarle un submarino?
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