Dragon Quest 3 debutó en el Nintendo original, una consola que salió en la década de los ochenta. Ahora, en pleno 2024, el título regresa con un remake que busca hacernos revivir la magia que muchos jugadores experimentaron hace 36 años, pero, ¿acaso lo ha logrado? Toma tu espada, ponte tu casco y tu cota de malla y acompáñanos en este viaje para descubrir si Dragon Quest 3 HD-2D Remake vale la pena.
Reviviendo el mejor shonen de fantasía medieval
En una época pretérita que solo los mitos se han permitido registrar, Dragon Quest 3 nos lleva al inicio de toda la serie: así es, la tercera entrega funciona como precuela de los primeros dos juegos, ubicándonos en el maravilloso reino de Aliahan, donde encarnamos a un héroe (o heroína) sin nombre, hijo de un legendario guerrero, el cual debe completar la misión que su padre nunca pudo: derrotar al malvado demonio Baramos.

Al estilo clásico de un shonen de fantasía medieval, nuestro héroe se embarca en un viaje por diversas regiones de un vasto mundo, acompañado por tres aliados con habilidades únicas. En este trayecto, descubrirá más sobre su propio linaje y el papel crucial que desempeña en el equilibrio del mundo.
Así, lo que comienza como una misión ya bastante compleja para salvar Aliahan, pronto se convierte en algo mucho mayor: una encarnizada lucha por proteger al mundo entero de una fuerza que amenaza con destruir la realidad.
Con este remake, Square Enix se preocupó por mejorar Dragon Quest 3, pero sin alterar la base del concepto original
El remake de Dragon Quest 3 no solo mantiene la esencia de la historia original: recrea al pie de la letra dicho guion, incluso si eso significa perder la oportunidad de darle un mayor peso narrativo a los compañeros de nuestra aventura, que, salvo por ciertas excepciones, son completamente mudos.
La historia del juego que salió en 1988, con sus fascinantes e interminables secuencias de diálogo, es la misma que tendremos en nuestras manos en 2024. Incluso se conservaron algunos diálogos que creímos podrían llegar a ser recortados por no resonar con algunos sectores de las audiencias actuales, como el polémico chiste del Puff Puff.

Lo mismo ocurre con el diseño de arte, que sigue inspirado en los icónicos trazos de Akira Toriyama. Eso sí: en esta ocasión, se nota una mayor influencia de los diseños de mediados de los noventa, creados para el primer remake del juego, en lugar de los de 1988, que contaban con el característico estilo chibi del mangaka.

Esta fidelidad al estilo del autor se aprecia especialmente en las escenas de combate, donde los sprites muestran una mejora en la animación, ahora más fluida y detallada en el pixel art, ofreciendo una nueva perspectiva al estilo clásico del mangaka.
Lo cierto es que la ausencia de cambios sustanciales en la narrativa y la sutil mejora en el apartado artístico supusieron un equilibrio perfecto para nosotros en este remake. La historia original de Yuji Horii y los diseños de Akira Toriyama ya eran icónicos por sí mismos, y lograban que las aventuras del héroe y los personajes que conoce en su viaje fueran profundas y emotivas.
Al final, estas son las razones por las que Dragon Quest 3 sigue resonando con los jugadores, aspectos que Square Enix se preocupó por mejorar, pero sin alterar la base del concepto original.
Así es como modernizas un juego de hace casi 40 años.
Ahora que, si hablamos de gameplay, las mecánicas del juego original, en Dragon Quest 3 HD-2D Remake, apenas han sufrido cambios. Que no te quepa duda: estamos ante un RPG “a la antigüita”.
Los cambios en el gameplay son sutiles, pero efectivos, aunque quizá muchos jugadores ni los noten debido a que se han convertido en una norma dentro de la industria
A nuestra disposición tenemos un mundo enorme por explorar, y lo haremos completando misiones y enfrentándonos a enemigos en combates por turnos. A medida que salgamos victoriosos de las peleas, nuestros personajes ganarán experiencia, subirán de nivel y podrán personalizar sus habilidades de acuerdo a la clase a la que pertenezcan.
Si bien el gameplay del juego original apenas se ha tocado, hemos de señalar que los cambios efectuados son verdaderamente notables.
Por ejemplo, ahora podremos elegir la velocidad de los enfrentamientos, una función muy bienvenida que nos ahorrará varias horas de tedioso juego, ya que, como buen RPG clásico, las peleas en Dragon Quest 3 son aleatorias, y en más de una ocasión nos veremos obligados a pelear para farmear experiencia; porque sí, en este remake, como en el juego original, farmear será completamente necesario si queremos avanzar en nuestra aventura.

Otra actualización importante que impacta en las mecánicas de este remake es el Sistema de Tácticas de los combates, el cual nos permite asignar comandos automáticos a los personajes, una función que ya habíamos visto implementada en los últimos juegos de la franquicia, y que aquí nos facilita automatizar combates que no requieren una estrategia compleja.
Estos comandos automáticos son personalizables: podemos hacer que un personaje se enfoque en defender al equipo, adoptar un estilo de ataque más ofensivo (aunque consuma más puntos de magia), o priorizar hechizos y curaciones para equilibrar nuestras batallas. Y en el caso de que nos enfrentemos a un enemigo que demande una mayor planificación, como un jefe, podemos desactivar esta función para tener control manual.

Otra novedad ha sido el guardado automático, una función que muchos pasan por alto hoy en día. ¡Cuántas veces no tuvimos que repetir mazmorras enteras solo porque se nos olvidó llevar suficientes curaciones!
Ahora, el juego guarda nuestro avance cada que finaliza una pelea o al entrar y salir de un pueblo, y en caso de que no confiemos del autoguardado, siempre podremos salvar nuestra partida en las iglesias, tal y como se hacía en el Dragon Quest 3 original.
En términos generales, los cambios en este apartado son sutiles, y quizá muchos jugadores ni los notarán porque se han convertido en una norma dentro de la industria, pero no cabe duda de que son bastante efectivos, y que han afectado positivamente nuestra experiencia, modernizando, hasta donde se ha podido, un estilo de juego que fue diseñado hace casi 40 años.

Perderse en las mazmorras más peligrosas nunca fue tan divertido
El diseño de niveles en este remake también ha mantenido su enfoque clásico, orientado a la exploración por mapas abiertos y mazmorras interconectadas.
En Dragon Quest 3 cada región está cuidadosamente estructurada, con áreas que incluyen espacios para conversar con desconocidos, zonas de descanso para los héroes, tiendas para adquirir armas e ítems, e iglesias donde podemos guardar manualmente la partida, revivir, bendecir o conocer la experiencia que le hace falta reunir a nuestros personajes para subir de nivel.

Fuera de estas zonas, el mapa es un territorio hostil que presenta retos progresivos y secretos ocultos que incentivan la exploración. Las mazmorras, como es característico en la serie, cuentan con un diseño intrincado que desafía al jugador a encontrar su camino mientras gestiona, con mucho cuidado, sus recursos.
Existen barreras implícitas en el juego, como el alto nivel de los monstruos en la zona oeste del mapa, que invariablemente limitarán tu avance
El vasto territorio de este remake contrasta notablemente con el del primer Dragon Quest 3, y no precisamente en términos de extensión, ya que esta nueva versión mantiene fielmente las dimensiones del original.
Más bien, el cambio radica en su recreación con gráficos tridimensionales al explorar el terreno, junto con un mapa intuitivo, lleno de íconos que señalan los puntos de interés, lo cual, en conjunto, aporta una experiencia renovada a la exploración.
En sus tres niveles de dificultad, este remake es bastante lineal durante las primeras 13 a 15 horas de juego, llevándonos por ubicaciones específicas marcadas en una Lista de Tareas que, por cierto, se ha añadido en esta versión del juego.

Sin embargo, después de llevarle canela al Rey de Portoga, obtendremos un barco, con el que podremos decidir el orden de nuestros avances y la forma en que queremos completar la historia. Aun así, existen barreras implícitas, como el alto nivel de los monstruos en la zona oeste del mapa, que invariablemente limitarán tu avance si no has acumulado la experiencia necesaria.
Una experiencia visual nunca antes vista en un Dragon Quest
Ya hemos hablado de cómo Dragon Quest 3 HD-2D Remake es fiel al concepto y las mecánicas del juego original, pero no podemos decir lo mismo de su apartado gráfico. Como ocurrió previamente con Octopath Traveler o Triangle Strategy, la intención de Square Enix con este nuevo juego era la de combinar su nostálgica estética de pixel art con fondos tridimensionales y efectos de iluminación avanzados, modernizando así el estilo visual clásico de la serie.
El resultado es una experiencia visual mejorada para una nueva generación de jugadores, sin perder la sensación de juego retro, incluso para quienes nunca probaron el Dragon Quest 3 original.

Para fortuna de los jugadores en Latinoamérica, este remake llega localizado para la región con una traducción neutra, y con doblaje en inglés y japonés. Probamos el juego en un PlayStation 5, donde tuvimos a nuestra disposición dos modos gráficos: uno centrado en el rendimiento y otro en la calidad gráfica. Optamos por la calidad gráfica y pese a ello, no notamos ningún problema en la fluidez del juego.
Quizá nuestra única queja sea que, a diferencia de otros títulos como Dragon Quest 11, que ofrecen dos versiones del mismo soundtrack, el remake de Dragon Quest 3 solo incluye las piezas orquestadas del juego original, dejándonos con las ganas de escuchar las versiones sintetizadas de Koichi Sugiyama.
¿Vale la pena Dragon Quest 3 HD-2D Remake?
Llegados a este punto, creemos oportuno responder la pregunta: ¿realmente vale la pena Dragon Quest 3 HD-2D Remake? La respuesta es un sí rotundo. Para los veteranos de la franquicia, esta es la mejor versión del juego, con un apartado gráfico renovado que justifica una nueva partida. Los nuevos jugadores también encontrarán en este remake un título bastante valioso, hecho con la fórmula clásica de los JRPG y los atemporales diseños de Akira Toriyama.

Si te gusta leer y lo que buscas es un juego que te pueda durar unas buenas ochenta horas, que sea de fantasía medieval, con mucha exploración, misterios, espadas y monstruos, Dragon Quest 3 HD-2D Remake es en definitiva un juego para ti.
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