En el universo de Dragon Ball, donde los niveles de poder alcanzan alturas impensables y los enemigos se vuelven cada vez más divinos o monstruosos, hay algo profundamente especial en los personajes que se mantienen fieles a sus raíces. Uno de ellos, sin duda, es el Maestro Roshi, por lo que recientemente, Toyotaro, actual mangaka de Dragon Ball Super, nos regaló una ilustración muy especial del personaje.
Maestro Roshi y su técnica más poderosa
En este dibujo especial de Toyatoro, podemos ver a Roshi usando el Mafuba contra Cell Max, en un arte que no solo es visualmente poderoso, sino también cargada de nostalgia y significado. Y es que, en un mundo donde Goku y Vegeta se entrenan con ángeles y derrotan dioses, resulta fácil olvidar a los humanos que, en su momento, fueron pilares de la historia.
El Maestro Roshi, la Tortuga Ermitaña, fue no solo el primer maestro de Goku, sino uno de los fundadores del espíritu de lucha y disciplina que define la saga. Su papel en el Torneo de Poder ya había sido un guiño bien logrado a su legado, mostrando que el poder no lo es todo: la experiencia, la estrategia y la sabiduría también pueden marcar la diferencia.
En la más reciente ilustración mensual de Toyotaro, Roshi aparece frente a un enemigo que, en teoría, representa todo lo que ya está fuera de su liga: Cell Max, una versión colosal y salvaje del bioandroide que causó estragos en Dragon Ball Z. En la película Dragon Ball Super: Super Hero, fue Gohan en su forma Bestia quien logró derrotarlo, con una transformación que nos recordó al legendario Gohan del Cell original. Pero Toyotaro, con una especie de licencia creativa maravillosa, imagina una escena donde Roshi hace frente a esa amenaza con una de sus técnicas más icónicas: el Mafuba.

La técnica que Roshi usó originalmente para intentar sellar a Piccolo Daimaoh tiene un peso emocional tremendo para los fans de antaño. Es la técnica del sacrificio, del todo o nada; la que representa que, incluso cuando el enemigo es superior, siempre hay un recurso más, una carta final. Ver al viejo maestro lanzándola contra Cell Max no solo nos recuerda por qué lo admiramos tanto, sino que también nos hace reflexionar sobre cómo la serie ha evolucionado y lo que estos momentos significan para la comunidad.
No es necesario que el combate haya ocurrido en el manga para que nos cale. Esta ilustración es una carta de amor a los personajes olvidados, a los que no alcanzaron la cima de poder pero que siempre estuvieron ahí, sosteniendo los cimientos de la historia. Toyotaro, con este gesto, nos muestra que no olvida de dónde viene la saga, y nos invita también a nosotros a mirar atrás y valorar a quienes nos enseñaron que ser fuerte no siempre significa tener el ki más alto, sino tener el valor de ponerse de pie cuando más se necesita.
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