Si algo me dejaron claro los últimos 12 meses es que ya no necesito refugiarme en el cómic independiente para encontrar buenas historias: los superhéroes también tienen algo que decir. Y los Transformers, los osos antropomórficos asesinos y por supuesto, también los hombres lobo se destacaron entre lo mejor del año. Déjame contarte cuáles fueron mis cómics favoritos de 2024.
Absolute Batman
No voy a mentir: el Batman de The New 52 es uno de mis favoritos, pero fuera de eso, suelo consumir a Scott Snyder con cierta distancia. Por eso, cuando me enteré de que iniciaría su propia versión del Universo Ultimate de Marvel, pero bajo la línea Absolute DC, y que además se encargaría de escribir una serie de Batman acompañado del arte de Nick Dragotta, no le presté demasiada atención.
¡Vaya error el mío! Esta serie es justo lo que no sabía que necesitaba de Batman: una versión más dura (porque a Snyder y a mí nos gusta lo edgy), pero también menos privilegiada del Hombre Murciélago. En esta reinterpretación, Bruce Wayne no es un multimillonario y puede pelear usando sus alas, ¡que son su capa!
Oscura, molona, tan deudora de Frank Miller como del anime más noventero: Absolute Batman es una serie abierta que, con apenas tres números, ha logrado construir (si Snyder no lo arruina con complicaciones del Multiverso), al menos un increíble arco de origen.

Absolute Wonder Woman
Como Absolute Batman, Absolute Wonder Woman es una reimaginación de la Princesa Diana menos privilegiada. Claro, en este caso la diferencia radica no en el dinero, sino en que la guerrera de Themyscira fue criada en el Infierno, pues la sociedad amazona ha sido destruida. La historia está a cargo de Kelly Thompson, una habitual entre los guionistas de DC Comics, y cuenta con el arte de Hayden Sherman: el mismo que en Dark Horse hizo esa belleza que es Into the Unbeing.
DC Comics está mostrando un compromiso por reinventar a sus personajes y darles una frescura que resuene tanto con nuevos lectores como con los más fieles, y eso me parece genial. La historia es increíble, pone a un personaje con décadas de historia en un contexto verdaderamente diferente, con una propuesta visual que además de desafiante es visceral. Pero mi parte favorita es que Wonder Woman usa un espadón al estilo Berserk y vuela sobre un caballo esqueleto.

The Nice House by the Sea
Secuela del thriller sobrenatural que fue The Nice House on the Lake (ganadora del Eisner en 2022 a mejor nueva serie, por cierto), James Tynion IV y Álvaro Martínez Bueno vuelven a Black Label, el sello maduro de DC Comics, con The Nice House by the Sea.
En esta ocasión, la historia sigue a un grupo de amigos invitados a una misteriosa casa junto al mar, donde secretos oscuros y eventos inexplicables comienzan a desarrollarse: lo clásico. Más de lo mismo. Más de lo bueno. Les recomiendo esperar y leerla cuando esté su publicación, algo que sucederá a mediados del próximo año. Serie que apesta a Eisner en 2025.

Beneath the Trees Where Nobody See
Osos antropomórficos asesinos: el cómic. Fuera de esta premisa arriesgada, Beneath the Trees Where Nobody See es una perturbadora mirada a la mente de un asesino. Pero el horror no está solo en los actos que comete, sino en el tierno arte que acompaña esta publicación de IDW.
Con Beneath the Trees Where Nobody See, Patrick Horvath (otro artista completo) ha logrado ofrecer una historia cruel y fascinante, marcada por la violencia y el detalle en sus escenas. Es como si Beatrix Potter hubiera tenido un hijo con Hannibal, pero el de Mads Mikkelsen, justo para poder decir: ¡joder, esto sí es cómic!

Transformers
Desde que conocí a Daniel Warren Johnson con The Ghost Fleet, esa serie extraña que hizo con Donny Cates, me prometí no perderle la pista a este dibujante. Pues resulta que también es escritor, y uno muy talentoso, lo que aumento mi fascinación por él, pues si algo me gusta, son los artistas completos.
En este caso, el autor ha logrado despertar mi interés por una franquicia que antes me dejaba completamente indiferente: Transformers. En este relato fuera de la continuidad (publicado por Image Comics), nos presenta la guerra entre Autobots y Decepticons. Fuera de la genérica premisa, vale la pena señalar que las historias de Johnson se destacan por su narrativa emocional y su frenético estilo de dibujo.
No importa si es una historia mainstream como Superman: Red and Blue o un tebeo independiente donde luchadores pelean con Dios: Johnson sabe llegar al corazón con un increíble arte, siendo dueño por completo de su medio.

Final Cut
Admiro mucho a Charles Burns. Sigue siendo tan raro como hace 30 años, cuando publicó Black Hole, pero se nota que lo que ha ganado con los años lo ha hecho en sutilezas: en una forma de traer lo siniestro de vuelta con historias oníricas, herederas del más oscuro pulp.
En Final Cut el autor documenta el proceso de un grupo de amigos que están filmando una película de terror. La introducción de Laurie, una nueva estrella para la película, desestabiliza la producción, llevando a los personajes a confrontar sus terrores internos en una odisea suburbana que bien pudo filmar David Lynch.
Si terminas consiguiendo un ejemplar de este cómic de Pantheon, solo te puedo recomendar que te dejes llevar por su arte sugerente y que dejes que el misterio te aprehenda como un caramelo que, lentamente y de manera dulce, se disuelve en tu boca formando una fina capa de almíbar.

My Favorite Thing Is Monsters vol. 2
El volumen dos de Mi cosa favorita son los monstruos es, como su título lo evidencia, la esperada continuación de la aclamada novela gráfica de Emil Ferris. Este cómic de Fantagraphics Books sigue explorando la vida de Karen Reyes, una niña fascinada por los monstruos (a tal grado que termina convirtiéndose en una ¿niña lobo?) mientras investiga un asesinato en el Chicago de los años 60.
Más allá de la historia, que es una mirada íntima y profunda al doloroso, pero fascinante proceso de crecer, quiero hacer hincapié en el arte. El cómic fue hecho con bolígrafos, ¡con plumas de oficina! Y el resultado es una majestuosa obra de arte que solo podría rivalizar con los trabajos de Goya o Fuseli.
Emil Ferris es una mujer que, con más de cincuenta años, se dio cuenta de que su verdadera vocación era escribir y dibujar. Con este cómic, su primera historia, concluye un trabajo que le tomó 10 años de su vida. La cantidad de esfuerzo es monstruosa, pero la calidad supera lo bestial: una obra que, en mi opinión, debería ser leída por todos y que representó lo mejor de 2024.

Tengo que admitir que esta solo ha sido la punta del iceberg, pues 2024 ha sido un año como pocos para el cómic americano. Con una industria tan lozana, el futuro del cómic parece más prometedor que nunca, ofreciendo una diversidad de voces e historias que enriquecen a todos nosotros, los lectores de monitos.
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