El Cordyceps se vuelve a apoderar de la CDMX, pero en esta ocasión es para celebrar el estreno de la segunda temporada de The Last of Us en Max. Lo cierto es que se trata de una experiencia única que ningún fanático puede dejar pasar, y para que tú también la vivas (si te atreves), acá te contamos dónde está y hasta cuándo podrás encontrarla.
Así puedes ver la experiencia de The Last of Us en CDMX
El pasado 13 de abril se estrenó el primer episodio de la segunda temporada de The Last of Us, una entrega que nos lleva a explorar las secuelas emocionales de Joel y Ellie tras el final de la primera parte. La historia esta vez nos coloca frente a nuevas amenazas (Abby, por decir un solo nombre), y como es costumbre en HBO, la adaptación de Naughty Dog no solo mantiene la fidelidad narrativa del juego, sino que la eleva con una sorprendente calidad. Y ahora, esa experiencia se traslada a las calles de la CDMX con una instalación que no tiene desperdicio.
La instalación de The Last of Us está ubicada en Calzada Melchor Ocampo 424, alcaldía Cuauhtémoc, justo entre las calles Río Mississippi y Río Sena, muy cerca de la glorieta de la Diana Cazadora. Lo que verás ahí es la fachada de un edificio completamente intervenido para lucir como si llevara años en ruinas: plantas trepadoras, óxido, desgaste, y el caos visual de una civilización que ya no existe. Todo para crear la ilusión de una CDMX postapocalíptica que bien podría haber salido del universo del juego.
¿Cómo llegar?
- Metro: Línea 1 (estación Sevilla).
- Metrobús: Línea 1 (estación Reforma o Sevilla).
Eso sí, solo estará disponible hasta el 8 de mayo, así que si quieres vivir este vistazo al mundo de The Last of Us en carne propia, más vale que te des una vuelta pronto.

Mira esta instalación no solo como una campaña promocional: esto es The Last of Us, así que también puedes tomarlo como un recordatorio de lo que significa perderlo todo y seguir adelante. En un país donde también se lucha por la supervivencia, la serie y el juego conectan de forma poderosa. Caminar por esa esquina de la Ciudad de México y ver esa fachada cubierta por el óxido y la vegetación, es como pisar el borde de ese otro mundo, uno que los mexicanos conocemos demasiado bien.
Entrar y enviar un comentario