Para principios de los años sesenta, la película animada de los 101 Dálmatas llegó a los cines para convertirse en uno de los más grandes clásicos de Disney, pero estuvo muy cerca de ni siquiera haber sido estrenada. Ni el estudio y mucho menos el mismísimo Walt Disney estaba tan a favor de la producción y tenían varias razones para ellos.
Disney había estrenado pocas películas en un formato como 101 Dálmatas, en donde el protagonista era más bien un grupo de personajes y no una persona o individuo. De hecho, la cinta no estaba inspirada en una princesa y era apenas una de las pocas películas protagonizadas por animalitos, como fue el caso de Bambi.
Walt Disney odiaba la animación de 101 Dálmatas
Pero el verdadero gran inconveniente de esta cinta no la historia, sino la animación. Disney había utilizado técnicas de dibujo muy cuidadas en cada una de sus historias, pero para 101 Dálmatas la creatividad apuntaba a otra cosa.
101 Dálmatas presenta una animación mucho más “sucia”, en la que las huellas de los bocetos son perfectamente visibles, incluso en los fotogramas más trabajados. Este cambio en el estilo visual ni siquiera complació al mismo Walt Disney. Dentro del libro Before the Animation Begins, el historiador John Canemaker cuenta que el creador del estudio llegó a decir que "nunca volverían a hacer algo horrible como eso".
Toda esta desconfianza también hizo que la compañía esperara un fracaso en taquilla, pero luego llegó la sorpresa. 101 Dálmatas se convirtió en un verdadero éxito de taquilla y le dio a Disney una ganancia absurda, ya que costó solo 3 millones de dólares y recaudó más de 300 millones en taquilla en los cines.