Marvel Studios sigue sin recuperar la magia que alguna vez caracterizó al Marvel Cinematic Universe. Queda claro que después de Avengers: Endgame nada volvió a ser igual, pero esta mala racha no solo afecta el producto final, sino también la oportunidad de brillar para personajes que estaban esperando su gran oportunidad en la pantalla grande. Capitán América: Un Nuevo Mundo es el ejemplo perfecto, pues una cinta que debería ser contundente y emocionante, termina como una producción apresurada e intrascendente. ¿Vale la pena? No. Y eso es muy lamentable.
Un Nuevo Mundo. Mismos Errores.
La nueva película de Capitán América da continuidad a los eventos de Avengers: Endgame y Falcon and the Winter Soldier. En pocas palabras, Sam Wilson (Anthony Mackie) es el nuevo Capitán América, y está haciendo valer el nombre de la leyenda alrededor del mundo. Ante las enormes expectativas de su nuevo trabajo, Wilson busca la forma de conectar con la gente, y su mejor idea es trabajar junto al nuevo presidente de los Estados Unidos. Es aquí cuando Thunderbolt Ross (Harrison Ford) entra en escena con una idea que todo el mundo lleva años esperando: dar luz verde a un nuevo equipo de Vengadores.
Pero antes de comenzar con las llamadas, Ross tiene que convencer a los gobiernos más importantes del mundo para trabajar, comercializar e investigar un metal súper versátil conocido como adamantium, el cual fue descubierto en la Isla Celestial; o sea en el Celestial muerto a medio enterrar que vimos en Eternals. Lamentablemente toda la diplomacia se va al carajo cuando el presidente Ross es atacado en la Casa Blanca… lo que termina abruptamente la relación entre héroe y mandatario, al mismo tiempo que coloca a Sam en una encrucijada: hacerse a un lado o hacer lo correcto.

Al menos en un inicio, Capitán América 4 es una película que toma ideas de The Winter Soldier y Civil War para crear un conflicto ideológico en el protagonista. Nada muy original, pero vemos a Sam Wilson luchando por mantener promesas a personajes clave para su desarrollo, así como para encontrar al responsable del ataque al presidente, sin importar que esa misma figura le ordenara retirarse del conflicto. Siguiendo la misma línea que en sus proyectos anteriores, Anthony Mackie es convincente, divertido y le crees su papel como un Capitán América que sigue luchando por llenar los zapatos de Steve Rogers / Chris Evans.
De las pocas cosas que podemos rescatarle a Marvel es que sus protagonistas tienen un encanto especial, y en el caso de Sam Wilson / Anthony Mackie hay un extra de relevancia por el momento cultural que vive el mundo. A pesar de todos los errores en la producción, la figura de Sam Wilson es convincente y carismática. Disfruté ver al nuevo Cap bromeando con su sidekick sin repetir bromas o intentar copiar la personalidad de su antecesor. Lastima que el resto de la película se siente muy diferente.
Vamos con las malas noticias. Lo primero que puede sentirse extraño es la temporalidad de la película, pues aunque sabemos que Sam lleva un tiempo como Capitán América, parece que nos perdimos momentos cruciales en su carrera: ¿cuándo comenzó a trabajar con el gobierno? ¿cómo fue aceptado por prácticamente todos los que lo rodean? ¿cómo ha servido a su nación bajo los Acuerdos de Sokovia? Preguntas que a nadie le interesa responder y que van teniendo más ramificaciones conforme avanza la trama. Y aunque no es molesto saltarse los posibles conflictos de varios personajes por aceptar a un Capitán América afrodescendiente, hay muchas cosas que parecen de una temporada dos de Falcon and the Winter Soldier que nunca existió.

Hablando de agujeros en la continuidad, Ross, quien no solo es reemplazado por Harrison Ford tras la muerte de William Hurt, parece un personaje completamente distinto. Recordemos que Ross estaba loco de poder en plena invasión de la Orden Negra en Infinity War, sentenciando prácticamente a una corte marcial a Rhodey. Pero en Un Nuevo Mundo es bastante vulnerable, tanto porque su hija no le hace caso, como por sus problemas de salud. La cinta hace un esfuerzo descarado por dejar en claro esos conflictos, pero sigue siendo poco convincente el cambio de personalidad. Eso sí, Harrison Ford lo hace mucho mejor que en Star Wars y sale más tiempo de lo que nos podíamos imaginar.
Lo anterior solo corresponde a Thunderbolt Ross, pues cuando Red Hulk aparece hay otra clase de problemas. A pesar de tener una batalla bien ejecutada en la Casa Blanca, cuando Hulk aparece en escena es muy mediocre. La proporción del personaje cambia de un momento a otro y nunca se ve como una figura imponente, los sonidos son reciclados del Hulk de Bruce Banner y su nivel de poder deja mucho que desear para enfrentarse a un héroe sin superpoderes. Pero lo peor llega con el clímax de la pelea final, con los peores fondos de una película de Marvel, una iluminación de telenovela y una inverosímil conversación que lo tranquiliza.
Como ya es costumbre, los villanos del MCU son personajes intrascendentes que desperdician a grandes actores y brillantes ideas del cómic. En Capitán América 4, Giancarlo Esposito pasa de ser un villano legendario en Breaking Bad y Better Call Saul a un traficante genérico del MCU que amenaza con volver (spoiler no lo hará). Si sale más de 15 minutos me parece demasiado. Y luego está Samuel Sterns aka Leader (Tim Blake Nelson), quien regresa después de 15 años al MCU, pero que sale menos tiempo que el traficante genérico y tiene una de las peores explicaciones sobre los poderes de un villano: es súper listo y calcula todas las posibilidades.
A pesar de que suena bien que la cuarta película de Capitán América sea, al mismo tiempo, una secuela de The Incredible Hulk, la realidad es que eso no sirve de nada. Hay un montón de buenas ideas que se sienten desperdiciadas por una narrativa torpe y con huecos, personajes estelares que son tratados como segundones y actores de renombre que se pierden en secuencias que, claramente, fueron agregadas en un reshoot para dar un cierre a algo que no podían resolver de forma inteligente. Un verdadero desperdicio de talento e historia de los cómics.
¿Vale la pena Capitán América: Un Nuevo Mundo?

Capitán América 4 es una película que vuelve a caer en los errores más comunes de Marvel: querer que todo sea un evento y juntar un montón de historias al mismo tiempo. El resultado final es una película que no va a ningún lado y que resta más de lo que aporta al MCU. Vale la pena si llevas más de 30 películas y quieres saber cómo va a continuar este revoltijo multiversal… y si quieres conocer al nuevo Capitán América. Para el resto, seguro un resumen bastará de cara a las próximas películas de los Avengers.
Entrar y enviar un comentario