
Cuando pensamos en los grandes villanos de Naruto, hay nombres que resuenan de inmediato: Orochimaru, Pain, Obito... y, por supuesto, Madara Uchiha. La serie hizo un trabajo impresionante construyendo su figura a lo largo de los años, alimentando su mito, su invulnerabilidad y su importancia en la historia del mundo ninja.
Sin embargo, cuando la Cuarta Guerra Ninja llegó a su punto más álgido, Masashi Kishimoto tomó una decisión que sigue siendo tema de debate: desechar a Madara en el último instante para introducir a Kaguya Otsutsuki como la gran villana final. Los episodios de Naruto Shippuden que abarcan este arco, acaban de recibir doblaje latino en Netflix, por lo que es un momento perfecto para hablar del peor error narrativo cometido por Masashi Kishimoto.
Kaguya: el giro argumental que nadie pidió
La aparición de Kaguya fue, por decirlo suavemente, anticlimática. Desde el inicio de la serie, el conflicto se había centrado en los ninjas, en la rivalidad entre clanes y en los sueños y traumas personales de cada personaje. La guerra se construyó en torno a la historia de Madara, el Eterno Mangekyou Sharingan, el Susanoo perfecto, el plan Ojo de Luna... Todo apuntaba a él como el enemigo definitivo. Pero de la nada, nos enteramos de que había una entidad más antigua, más poderosa y, lamentablemente, menos interesante que todos los villanos anteriores: Kaguya Otsutsuki.
Su inclusión no solo resultó abrupta, sino que también desvirtuó el desarrollo previo. Black Zetsu, un personaje que había estado en las sombras manipulando todo desde el inicio de la serie, de repente se convierte en la mente maestra que orquestó la caída de Madara para revivir a Kaguya. Esto no solo minimizó el impacto de Madara como villano, sino que también eliminó cualquier peso emocional o temático que la serie había construido hasta ese punto.
Antes de Kaguya, el ascenso de Madara como villano principal se sintió natural. Primero tuvimos a Obito Uchiha, cuyo papel como Tobi había sido una gran revelación. La tragedia de su historia y su relación con Kakashi y Rin le daban profundidad a sus acciones, convirtiéndolo en un antagonista complejo. Pero al final, entendimos que Obito no era más que una herramienta en los planes de Madara, quien manipuló toda su vida para llegar a ese momento.
Cuando Madara tomó el escenario, la serie subió de nivel. Su presencia imponía respeto, y su poder hacía que la guerra se sintiera realmente desesperanzadora para los protagonistas. Él no solo demostró ser un genio del combate, sino que también se reveló como el arquitecto de la guerra misma. Era el villano perfecto para el clímax de Naruto, y su derrota debió ser el gran punto final de la historia.
El problema de Kaguya como villana final
El principal problema con Kaguya es que su inclusión en la historia se siente forzada. Nunca se había mencionado directamente hasta ese punto, y aunque su historia tiene bases en el lore del Rikudou Sennin, su aparición carece de la construcción necesaria para que el espectador la vea como una amenaza con peso narrativo.
Mientras que Madara tenía motivaciones claras y una filosofía retorcida pero comprensible, Kaguya simplemente era una deidad alienígena que quería recuperar su chakra. No había ningún conflicto emocional, ninguna motivación real que hiciera que su presencia se sintiera relevante más allá de la necesidad de darle un enemigo "todopoderoso" a Naruto y Sasuke en el último acto de la historia.
También está el problema del desarrollo del combate final. Mientras que peleas como Naruto contra Pain o Sasuke enfrentando Itachi tenían un gran peso emocional, la batalla contra Kaguya se siente vacía. Se convierte en una demostración de poderes que, si bien visualmente impresionante, no logra transmitir la misma tensión narrativa que las batallas anteriores. Al final, la derrota de Kaguya se siente como un trámite para llegar al verdadero final: Naruto vs. Sasuke.
Si Kishimoto quería introducir el concepto de los Otsutsuki, podría haberlo hecho de una manera más orgánica. En lugar de hacer que Madara fuera traicionado por Black Zetsu y que la gran diosa alienígena apareciera de la nada, podría haberse explorado el origen del chakra de una forma menos abrupta. Quizás la historia podría haber terminado con Madara alcanzando su máximo poder y luego enfrentando las consecuencias de sus propios actos, en lugar de convertirlo en una simple marioneta de una villana sin profundidad.
La Cuarta Guerra Ninja tenía una escalada natural de antagonistas: primero Obito, luego Madara. Si la serie hubiera seguido este camino sin desviarse a Kaguya, el cierre habría sido mucho más satisfactorio. En retrospectiva, es difícil no preguntarse: ¿realmente era necesario este giro final? La mayoría de los fans, probablemente, responderían con un rotundo no.
La Cuarta Guerra Ninja con doblaje en Netflix
Tras varios años, Naruto Shippuden finalmente está recibiendo el tan esperado doblaje latino gracias a Netflix. La plataforma comenzó doblando varias tandas de capítulos que quedaban pendientes desde la Temporada 6, para beneplacito de todos los fanáticos. Recientemente, los últimos episodios en recibir doblaje latino son los relacionados a la Cuarta Guerra Ninja, levantando una enorme expectativa entre los fans, que ahora pueden ver el enfrentamiento de los Kages contra Madara y la irrupción de Kaguya en nuestro idioma.
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