Reseña de Starfield: el colosal RPG de Bethesda llega a Xbox con aspiraciones de GOTY, pero la pregunta es si llega a las estrellas o explota en el despegue

Reseña de Starfield: el colosal RPG de Bethesda llega a Xbox con aspiraciones de GOTY, pero la pregunta es si llega a las estrellas o explota en el despegue

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Tras años de ansiosa espera, de impresionantes demostraciones y un anticlimático retraso, Starfield, finalmente, ha llegado; uno de los proyectos más ambiciosos y prometedores en la historia reciente de los videojuegos.

El primer título single-player de Bethesda en ocho años también lleva a cuestas la presión de representar a la primera franquicia nueva de la compañía en más de dos décadas y, por si no fuera suficiente, llega con la obligación de convertirse en la mejor exclusiva de Xbox en múltiples generaciones.

¿Cumple Starfield con tan titánicas misiones? ¿Estamos ante el juego que cambiará el rumbo de Xbox o se trata de un fracaso de proporciones astronómicas? Acomódate en el asiento porque este va a ser un viaje hacia las estrellas.

Explorando las estrellas: narrativa y concepto de Starfield

Starfield es, para quien haya permanecido en coma por un par de años, un inmenso RPG de acción galáctico que, pese a sus colosales dimensiones, es meticuloso en el cuidado de varios detalles que van a enamorar a los fanáticos de los mundos abiertos y la ciencia ficción por igual. Es una experiencia, sencillamente, espectacular. Es de esos juegos que te tienen todo el día pensando en volver a casa para sumergirte, otra vez, en su universo -una expresión que, por cierto, le viene perfecto a esta reseña-. Existe, sin embargo, un precio a pagar por estas ambiciones, que varía dependiendo de la plataforma en la que juegues, pero ya llegaremos a eso a su debido tiempo.

Creador De Personaje Starfield Tu aspecto no es definitivo, se puede cambiar en clínicas Enhance, repartidas por la galaxia

Starfield cuenta una historia sci-fi al estilo The Expanse -es decir que es relativamente realista-. La trama gira en torno a la búsqueda de unos misteriosos artefactos, regados por la galaxia, cuyo origen parece ocultar la respuesta a algunas de las preguntas esenciales sobre el universo. Tú encuentras uno de ellos y eso pone en marcha la aventura, pues el hallazgo te convierte en miembro de un grupo de expedicionarios, llamado Constelación. Es un argumento relativamente simple, pero rinde homenaje al legado de exploración que siempre ha distinguido a la humanidad, y es el pretexto perfecto para un juego de mundo(s) abierto(s) como éste.

Bethesda, con Starfield, ha repetido y superado con creces, la leyenda de Skyrim

El relato no pretende ponerse al tú por tú con The Last of Us, en términos de crudeza y madurez, pero, como buen RPG, de él se desprenden decenas o quizás cientos de tramas alternas y posibilidades. Fiel al género al que pertenece, Starfield abunda en decisiones y ramificaciones, impulsadas por un nuevo sistema de diálogo que enriquece mucho la ilusión de tener libre albedrío, y ese es el rasgo que distingue a la narrativa en un juego de rol sólido. Nos dio la impresión de que, en Starfield, hubo un énfasis renovado en la exposición de los personajes y en la persuasión como recurso para resolver situaciones, pero esa fue nuestra experiencia, la tuya podría ser distinta, aunque eso, en sí mismo, es un acierto.

En conjunto, estructura y narrativa abonan a una sensación de autonomía sólo equiparable con la que ofrecen juegos de Rockstar y otros títulos de Bethesda, pero potenciada por una escala como pocas. Starfield tiene el watercooler effect, es decir que vas a llegar a la escuela o al trabajo y te vas a poner a platicar con tus amigos o amigas para descubrir en qué forma su aventura contrastó con la tuya, y créenos, será distinta. Nosotros lo comprobamos al platicar con nuestros compañeros de Xataka México, quienes tuvieron otras hazañas, pero más importante aún, tomaron decisiones diferentes con consecuencias diferentes.

Sistema de Diálogo Starfield El nuevo sistema de diálogo funciona con turnos y niveles de riesgo

Los personajes principales, a menudo te llaman para compartir sus historias personales, pero tomando una página de Red Dead Redemption 2, también dialogan entre ellos, ya sea dentro de tu nave o en la Logia, la residencia que sirve como cuartel general de Constelación. El resultado de todo esto es que, luego de decenas de horas, conoces perfectamente a cada miembro de tu tripulación y te importa más lo que les ocurre, como parte del argumento. Eso es algo que todo buen RPG debe tener, y Starfield cumple con ello.

Dicho eso, existen imperfecciones. Pasan las décadas y Bethesda sigue tropezando con la misma piedra: mala dirección de escena -esa y los bugs, de los cuales hablaremos un poco más adelante-. Pese a que al apartado gráfico mejoró con respecto a Fallout 4 -particularmente en Xbox Series X- las gesticulaciones no lo hicieron en la misma proporción, y hablar con cualquier personaje de Starfield, se siente como entablar diálogo con un títere que, si todo sale bien, tiene la mirada perdida en el horizonte, y si todo sale mal, está de espaldas.

A pesar de los rumores sobre su supuesta perfección, Starfield es un juego tan bugueado como cualquier otro de Bethesda o, cuando menos, lo fue hasta el día lunes, previo al último parche. Pero este proyecto apunta tan alto y cumple con tantas de sus promesas, que el sentido común demanda que, como Skyrim, a Starfield se le aplique la indulgencia que no recibiría cualquier otro juego porque hay evidencia de sobra como para afirmar que Starfield no es cualquier otro juego.

Contorno Planeta Starfield Frontier Puedes intentar volar hasta un planeta, pero jamás llegarás, el aterrizaje y el despegue funcionan con pantallas de carga.

Un viaje a lo desconocido: la estructura

Estamos ante un título que, como bien permite recorrer una capital, cuidadosamente confeccionada, viva, y repleta de personajes y detalles; deja que salgas de ella para perderte en el lado salvaje del mismo mundo, colmado de criaturas, misterio, bellas postales, lugares procedurales o todo lo anterior; para rematar, abordando tu nave y descubriendo que exploraste, solamente, un puntito del mosaico estelar. No Man’s Sky tiene algo de eso, es verdad, pero no con esta profundidad.

Para los fanáticos más veteranos de Bethesda, no será ninguna sorpresa aclarar que, cuando hablamos de “profundidad”, nos referimos a abrir cualquier casillero o baúl de la galaxia y encontrar una revista que le da un boost a tus estadísticas; escuchar una conversación entre dos extraños, de la que se desprenda una quest; o, en este caso, cruzarte con una nave, de cuyas entrañas emane la voz de una dulce abuela, quien te invite a abordar para comer con ella, sin que eso sea, formalmente, parte de una misión… se tratan de simples "detalles", detalles que ya muy pocos mundos abiertos se molestan en incluir, pero que hacen una diferencia monumental en términos de inmersión y la sensación de aventura. Starfield está repleto de este tipo de momentos y ahí radica el irresistible secreto de su atractivo. Bethesda no ha perdido el toque mágico, y eso es una extraordinaria noticia, cuando recordamos que por su estructura, este es un título que se apoya mucho en contenido procedural.

Starfield Akila City Akila es, claramente, un planeta de concepto Viejo Oeste, aunque su fauna no podría ser más exótica

Como dijimos hace un momento, la complejidad viene con un precio, y una de las muchas formas que adopta ese precio son las pantallas de carga frecuentes, algo que siempre ha acompañado a Bethesda. Esta peculiaridad obedece al volumen tan concentrado de elementos interactivos que aloja todo espacio dentro del juego, pero no deja de sorprender en una generación marcada por la desaparición casi completa de este tipo de transiciones. La atenuante es, en todo caso, que estas pausas son muy breves -más aún en Xbox Series X-, tanto así que representan una cómoda alternativa cuando se trata de hacer viajes rápidos entre puntos distantes de un planeta y tu nave o entre tu nave y mundos completamente diferentes.

Las caminatas largas y contemplativas son habituales en Starfield, pero siempre existe un punto de interés en el horizonte

Ahora bien, existen en Starfield, dos tipos de lugares, aquellos hechos a mano, y aquellos artificiales. Queda claro que, sin ello, el proyecto hubiera sido incapaz de tener la escala deseada y, aunque la diferencia entre ambas categorías es fácil de distinguir, la implementación es suficientemente orgánica como para que estos últimos no se perciban monótonos, ni desentonen groseramente con la calidad en el resto del paquete. Piezas fundamentales de esa elegante ejecución son la diversidad de mundos, la narrativa ambiental que siempre ha sido marca de la casa Bethesda, un diseño de niveles que se beneficia de los cambios de gravedad, el enorme árbol de habilidades, y el hecho de que estos sean lugares de paso para una odisea con una historia sustanciosa, sostenida por muchos otros lugares que no son “artificiales”.

Buena parte de la campaña transcurre entre un puñado de planetas colonizados, con una pequeña ciudad como su punto neurálgico, y uno o dos asentamientos adicionales en ese mismo mundo. Esos son lugares hechos a mano, más densos y, en ocasiones, espectaculares, en cuanto a diseño, pero que constituyen sólo el eje interactivo de sistemas planetarios que abarcan otros astros y lunas plenamente explorables, lo que implica, afortunadamente, la libertad de aterrizar en cualquier parte de su superficie. Más allá de los espacios artesanales es, justamente, donde aparecen los elementos sintéticos, por llamarles de alguna manera.

Traje Espacial Starfield Marte Incluso los planetas más vacíos, pueden ser todo un espectáculo visual

Si bien es verdad que los espacios barrenos abundan, estos nunca están a más de un kilómetro de alguna ruina, nave accidentada o instalación supuestamente abandonada y, en el camino a ellos, usas el escáner y la pistola de minería para extraer recursos útiles en el crafteo. Por supuesto que la alternativa de tener mundos 100% poblados e interactivos sería preferible, pero eso sería incongruente con el lore del juego, y con lo que realmente sabemos sobre la naturaleza del cosmos. En Starfield, la humanidad ha colonizado una fracción de la galaxia, pero no al punto de ocupar cada centímetro de ella. Por tanto, las caminatas largas y contemplativas son habituales en Starfield, pero siempre existe un punto de interés en el horizonte y de lo contrario, puedes regresar a tu nave en un parpadeo, despegar con rumbo a otro mundo o asentamiento formal, que te resulte más interesante.

Eso sí, las edificaciones genéricas pecan de repetitivas, en cuanto a su concepto. Se trata, en la mayoría de los casos, de instalaciones de carácter industrial o científico, ocupadas por piratas espaciales, pero lo intrincado de su diseño y las historias que albergan varía. Pueden ser lugares tan altos como una torre o tan profundos como una mina, y retenerte por tan poco como 5 minutos o por tanto como tres cuartos de hora. La diversidad de conceptos disminuye, no así el volumen de la interactividad, y es que Starfield recompensa la exploración con aventura, pero también con botín de diferente calidad y recursos para la confección de mejoras o la construcción de puestos de avanzada que sirvan, a su vez, como fábricas de más recursos.

Puede parecer poca cosa, pero el simple hecho de encontrar una bitácora con registros que delatan que en un lugar, las máquinas se volvieron locas, o que en otro hubo un accidente químico, inyecta sustancia a la atmósfera y convierte una instalación “equis”, en una singular, lo que aunado a las bellísimas postales que ofrecen los diferentes planetas, mantiene viva la llama de la curiosidad y te roba el aliento.

Más que hacer lo que quieres, durante las primeras 20 horas de Starfield, haces lo que entiendes

Encontramos una instalación, por ejemplo, cuyo interior yacía vacío y en penumbra, sólo con un estremecedor retumbar metálico de fondo. De pronto, en una habitación, dimos con un archivo en el que se leía “el sonido los ahuyenta”. Esto ilustra bien el tipo de detalles que imprimen vida a los entornos regados por cientos de lunas y planetas, matizando un poco la diferencia entre aquellos diseñados para rellenar y aquellos con más propósito narrativo. En cualquier caso, te maravillas con las posibilidades, cada vez que aterrizas en un nuevo lugar, así sea la hora cinco o la hora 55 y eso, indudablemente, es testimonio de que la estructura funciona.

Asimismo, una fracción de los planetas alberga vida salvaje. Hay de todo, desde insectos glorificados, hasta soberbias criaturas voladoras, dignas de una foto. Pero lo verdaderamente importante es que la fauna tiene un rol jugable, ya sea como objeto de escaneo y fuente de recursos, o como feroz oponente para ti o para otras criaturas, pues la fauna parece tener una cadena alimenticia.

Criaturas Starfield

Por si fuera poco, las diversas facciones que habitan esta galaxia ofrecen tareas alternativas. Algunas dependen del encuentro con ciertos personajes y situaciones, pero otras están alojadas en computadoras que te mandan en misiones de transporte de bienes, de personas, de cazarrecompensas o hasta de investigación científica, muy al estilo de los oficios en GTA 3. Cada vez que descubres estos expendios de actividades, quedas perplejo ante el volumen de ocupaciones al que tienes acceso, más allá de la main quest.

Cayendo en el agujero negro

Hasta este punto, todo parece miel sobre hojuelas, pero la escala de los juegos de Bethesda siempre ha sido inversamente proporcional a su capacidad para hacerlos amigables y ordenados, y Starfield no es la excepción… de hecho, el problema se agrava con la envergadura del juego.

No te sorprenderá, entonces, si decimos que la curva de aprendizaje de Starfield es escarpada y aunque una parte de esa parábola es inevitable por las aspiraciones tan elevadas del proyecto, otra obedece a omisiones, decisiones erradas o defectos categóricos de diseño. Más que hacer lo que quieres, durante las primeras 20 horas de Starfield, haces lo que entiendes, y la progresión es tan ridículamente amplia, que sigues aprendiendo y descubriendo mecánicas, mucho tiempo después, lo cual emociona y aturde, simultáneamente.

Outpost Construir un puesto de avanzada figura entre lo más complejo que puedes hacer en Starfield

Aunque Starfield incluye herramientas cartográficas y de análisis de planetas, ofrece muy pocos instrumentos para compilar tus hallazgos y que resulte fácil encontrar lugares o cosas, previamente vistos. Para cumplir con una misión, por ejemplo, hacía falta un elemento llamado neodimio, el cual habíamos visto antes. ¿En qué planeta? Excelente pregunta.

Ocultamos contrabando a la espera de encontrar quién nos lo comprara, y cuando por fin dimos con un traficante, olvidamos el nombre del lugar donde habíamos dejado la mercancía ilegal y, posteriormente, el paradero del traficante, y cuando algo se te pierde en Starfield, está bien perdido. Un simple browser haría maravillas por una experiencia que sin él, puede tornarse desorientadora, sobre todo si extravías algo de valor o tienes un poco de prisa, como nosotros al reseñar. El mentado neodimio pudo tenernos trabados por horas, de no haber sido por un golpe de suerte. En una de esas, ese browser o su equivalente, está oculto, pero en ese caso, para nosotros no fue una utilidad intuitiva de encontrar, lo que de algún modo, refuerza nuestro punto inicial.

Mapa Estelar Starfield El Mapa Estelar no sólo muestra lugares, sino también ragos de los planetas que son importantes para tu supervivencia

Por el lado de los errores de diseño, está lo críptico de ciertos procesos o de ciertas interfaces. Para construir un puesto de avanzada, hace falta instalar, primero, un puesto de tripulación con el aspecto de una mesa genérica, pero eso jamás se explica durante el gameplay, ni se resalta esa mesa. Hace falta pausar y entrar al menú de ayuda para descifrarlo, y ahí tampoco está subrayado o algo por el estilo. Y buena suerte con el editor de naves, que también tiene elementos contraintuitivos.

Starfield Mesas Mod Armas

En el mismo orden de ideas está el inventario. Como en Fallout 4, puedes marcar un sinfín proyectos de modificación o construcción para que, cuando los encuentres, el juego señale con un símbolo de lupa aquellos materiales relevantes para tus empresas galácticas, pero la cantidad de mesas de trabajo y objetos a construir es tal, que rápidamente te ves cargando de todo, sin saber para qué diablos necesitabas cada cosa, ni cuánto de eso hacía falta.

Y rematamos con el gestor de misiones que, si bien es menos agobiante que en otros juegos de Bethesda y acierta al incluir una línea holográfica que te lleva de la mano a tu siguiente objetivo, da un paso para atrás cuando esa línea se esfuma sin razón o, arbitrariamente, cambia la misión a seguir. Ninguno de estos desperfectos es catastrófico y, como muchos otros en Starfield, desaparecen ante la grandiosidad de la experiencia, pero sí que la llegan a hacer un poco incómoda.

Desafiando a la gravedad: la jugabilidad

Aunque Starfield no es 100% realista, su lectura de la ciencia ficción tiene más en común con The Expanse que con Star Wars y, por lo mismo, busca recrear aspectos científicos, poco comunes para tratarse de un juego. Hablamos de variables como la duración cambiante del ciclo día-noche, el clima dinámico y salvaje de los mundos, el aspecto del horizonte, los elementos químicos que aloja la superficie de un planeta, la densidad de su atmósfera, la intensidad de la radiación y, sí, la gravedad.

Experiencias únicas de Starfield que te dibujan una sonrisa de oreja a oreja y, a menudo, te hacen exclamar, “¡wow!”

“Curioso, pero inútil” -pensarán algunos-, hasta que pongan un pie fuera de su nave y empiecen a sufrir quemaduras o frostbite, o peguen un brinco de 30 metros en el aire… es algo que asombra y divierte a la vez, y ni siquiera hemos hablado del jetpack que llevas sobre la espalda. Hubo una misión secundaria de tipo plataformas, en la cual se nos pidió alcanzar la cima de una base de lanzamiento, aprovechando estos elementos, por ejemplo.

Sobra decir que la mecánica que más se beneficia de esta verticalidad es el gunplay, que en un planeta puede guardar similitud con Call of Duty, y en otro con Halo, pero en esteroides, haciendo strafe aéreo mientras disparas o arrojas granadas que llegan mucho más lejos. Los tiempos de respuesta son satisfactorios, a pesar de la tasa de cuadros. Si tenemos un reproche para el combate -mismo que también puede ser melé, por cierto- es que la geometría de los objetos es caprichosa y, en ocasiones, juras haber acertado, cuando en realidad, el contorno invisible de alguna caja o muro, bloquea tu disparo. Y todo el equipamiento tiene, tanto rareza, como estadísticas ajustables vía mods.

Nos sorprendió para bien, lo agresivos que resultaron los NPCs enemigos, incluso en dificultad normal, y su capacidad para también poner a la gravedad de su lado, alcanzándote en los lugares más elevados o recónditos, o escapando de un salto para ponerse a salvo.

Menu La interfaz de acceso rápido te permite asignar armas, explosivos y medicamentos

Tus aliados, por otro lado, cuentan una historia más convencional. Disparan, sirven como carne de cañón y como baúl móvil, pero echarán a perder cualquier atisbo de sigilo y, peor aún, requerirán que los reanimes, si la cosa se pone muy complicada. Afortunadamente, tus compañeros derribados en combate, no morirán.

Llegar a Marte en medio de una violenta tormenta de arena; mirar una luna en el horizonte y después corroborar que esa luna está en el lugar correcto, cuando revisas el mapa estelar; o saltar hasta el tope de una torre y sorprender a un enemigo por la espalda, son experiencias únicas de Starfield que te dibujan una sonrisa de oreja a oreja y, a menudo, te hacen exclamar, “¡wow!”. ¿Pero qué pasa cuando sales al espacio? Bueno, ahí es donde Starfield deja de ser, el que algunos catalogarían como un mod de Fallout, para convertirse en una bestia de otra categoría.

Starfield Postal Si sales al mapa estelar, verás que este planeta, realmente, está justo al lado de aquel en el que estás parado

A tu nave, bautizada Frontier (Frontera), aplican las reglas de cualquier otro lugar físico dentro del juego, y como tal, la puedes recorrer a pié, mientras entablas conversaciones con los miembros de la tripulación o interactúas con algunos de sus sistemas, tales como la bodega o la mesa de navegación, que no es otra cosa, más que un mapa de la galaxia de Starfield. Levantarse del asiento del capitán para caminar dentro de la cabina asombra, hasta que compras una nueva cabina en el astillero y descubres que puedes modificar ese módulo completamente, y eso te asombra todavía más. El costo de las naves nuevas es exorbitante, así que pasarás un buen rato mejorando los componentes individuales de la que ya tienes, lo cual no es tan intuitivo como podría ser.

Tu tripulación se compone de una mezcla entre personajes de reparto para el hilo conductor de la historia y NPCs con un relato propio que encuentras en las cantinas galácticas, pero lo que ambos grupos comparten son diversas destrezas que encajan mejor o peor con tus necesidades. Considerar esto a la hora de formar a tu equipo, es algo estratégico y entretenido, con la libertad de llevar o dejar a quien desees, o asignarlo a alguno de tus puestos de avanzada.

Astillero Starfield Frontier En el astillero puedes cambiar nombre, color, armas, motores, cabina y más módulos de tu nave

Navegar por el vacío del espacio, en Starfield, constituye una reinterpretación simplificada, pero satisfactoria de lo que es navegar, a pié, por la superficie, con la posibilidad de tener encuentros azarosos de diversa índole; comerciar con extraños; encontrar y acceder a multitud de lugares -que en este caso, son estaciones espaciales o planetas-; y, por supuesto, la de combatir, looteando los restos humeantes de fragatas enemigas.

El mapa estelar de Starfield opera en capas, en la más amplia están los sistemas, luego vienen los planetas y al final, el suelo. Para llegar a cualquier objeto celeste necesitas que tu nave posea las características correctas; también, haber explorado los sistemas que se encuentran en el trayecto; y, como recomendación, tener el nivel de personaje correspondiente. Los sistemas centrales tienen niveles bajos, pero los más remotos llegan, aproximadamente, hasta el nivel 75. No sólo es difícil llegar a ellos con la Frontier, si pudieras hacerlo, las amenazas locales te harían la vida imposible.

Starfield es uno de esos juegos donde lo que te pasa a ti, probablemente no le pase al de al lado

Una vez que seleccionas tu destino y fijas una ruta permitida, oprimes X y comienza la secuencia de salto gravitacional, misma que puedes aplicar en medio del combate, para escapar, o suspender si recibes una llamada de auxilio de último momento. Si tu viaje es en el mismo sistema, la cinemática mostrará a tu nave emprendiendo el viaje, sin necesidad de alterar la tela del espacio-tiempo -una oración que probablemente jamás volvamos a usar-.

El mismo cuidado a los detalles que impera sobre el suelo, lo hace también en el reino cósmico, así que cerca de los planetas más importantes, verás tráfico de naves, el destello de quienes dan saltos gravitacionales, podrás saludar a tripulantes ajenos a través de la radio, ser sorprendido por emboscadas o arrestado por portar contrabando. De nueva cuenta, la fantasía de que el universo completo funciona sin ti, está magistralmente lograda en Starfield, y eso te hace sentir mariposas en el estómago.

Por supuesto, mucho de lo que te hemos contado hasta ahora, viene delimitado por el enorme árbol de habilidades de Starfield, el cual oculta beneficios pasivos, pero también nuevas mecánicas que nosotros desbloqueamos, pero quizás tú no, y viceversa, alterando la experiencia del juego. Como dijimos antes, este es de esos títulos donde lo que te pasa a ti, probablemente no le pase al de al lado, y por si no bastara, hay un secreto cuyo descubrimiento todavía te va a maravillar más con los recursos que ofrece el juego.

Evolución estelar: personalización y progresión

Cuán lejos puedes viajar, cuánto puedes cargar, qué tan elocuente eres para el diálogo o qué tan competente eres para el combate dependen de las características de tu personaje, de tu nave y de las planillas de habilidades, mismas que, como todo en Starfield, se prestan para un obsesivo grado de personalización. Este apartado dicta tu desempeño en todas las áreas y, a su vez, está supeditado a una elegante interfaz de creación de personaje que sirve como primer acercamiento al estándar de producción del juego. Como siempre, invertimos más tiempo del que debíamos aquí, sólo para terminar con una mediocre recreación de Jon Bernthal y, tras una cirugía plástica, con una de John Wick hippie.

Arbol De Habilidades Starfield Tu historia puede cambiar profundamente, dependiendo de las habilidades que desarrolles

El sistema de progresión de Starfield no reinventa la rueda, pero le da un giro interesante, aunque imperfecto. Cada habilidad, de las más de 80 disponibles, tiene grados de desarrollo. Para recibir sus beneficios, no sólo hace falta acumular XP, subir de nivel y pagar con el típico punto de habilidad, es preciso cumplir con un objetivo que, por lo regular, consiste en repetir ciertas acciones.

Lo positivo de este formato es que recompensa con nuevas destrezas -obvio-, al tiempo que, por sus requisitos, te encamina a una progresión congruente con tu estilo de juego. Cumplir méritos con rapidez y facilidad es un indicador lógico de que estás eligiendo tus habilidades correctamente porque créenos, puedes equivocarte y, hasta donde vimos, acá recibir reembolso no es una opción. El problema con este mecanismo es que sólo funciona adecuadamente mientras experiencia y retos progresan al mismo ritmo, una vez que se desfasan, llegas a cuellos de botella.

Mirando por el telescopio: la presentación

Con lo que hemos dicho y mostrado hasta ahora, queda implícito que Starfield es un juego que luce suficientemente bien, ¿cuán bien? depende de la plataforma. De hecho, no habían pasado ni cinco minutos, cuando el juego ya nos había cautivado con su dirección de arte, incluso en Xbox Series S.

Starfield Museo Cuesta creer que lugares como éste sean sólo una minúsula parte del juego

Para lo colosal que es, Starfield también se distingue por el riguroso cuidado a detalles minúsculos como el diseño de los cascos y los trajes espaciales, las intrincadas animaciones de recarga en las armas, los sistemas al interior de tu nave, la variedad de diseños para los artículos consumibles, el sonido que hacen los juguetes que puedes encontrar en los estantes de cualquier instalación y un larguísimo etcétera.

Y de ahí nos vamos a aspectos de mayor escala, como el ingenio detrás de la fauna que habita cada planeta, el cautivador trabajo de iluminación de las ciudades, la cinemática de aterrizaje que nunca envejece, la variedad de estrellas que yace al centro de los sistemas, y los paisaje. Se puede debatir muchísimo sobre el carácter barreno de muchos mundos, pero las postales que regala Bethesda son sencillamente espectaculares, y el estudio va más allá, convirtiendo tus fotografías en parte de las pantallas de carga. ¿Se reutilizan elementos? Algunos, pero no al grado de que eso se convierta en una distracción.

Y, como dijimos antes, encima de eso está la narrativa ambiental, en otras palabras, la historia que cuentan los lugares y sus objetos, los esqueletos en la guarida de un animal, el neón en el letrero de un casino espacial, el dinero y los naipes sobre una mesa abandonada, la arena acumulada en una plataforma de lanzamiento ancestral, el desgaste en el metal de un robot, los muebles en el interior de la nave de la abuela, detalles, detalles y más detalles. La Vía Láctea de Starfield no sólo existe, sino que da la impresión de haber existido mucho antes de que tú llegaras y de que existirá mucho después.

Neon Starfield Las grandes ciudades de Starfield son una auténtica locura

Es verdad, Starfield corre a una tasa de 30 cuadros por segundo, pero de nuevo: considerando las magnitudes que estamos manejando en este juego, es algo que no sólo debe entenderse, sino que pasa desapercibido casi todo el tiempo… casi. Desafortunadamente, en lugares con abundantes elementos o follaje, el rendimiento llega a sufrir, no al grado de destruir todo lo demás, pero con suficiente intensidad como para que lo mencionemos. Y la cosa se pone un poco peor en Xbox Series S.

Houston, tenemos varios problemas

Esto nos obliga a retomar el tema de los defectos técnicos que podrán respetar el disfrute general de la experiencia, pero no son pocos y sí que distraen. El popeo es frecuente, pero se entiende y no es el mayor de los problemas.

Hasta antes del parche del 28 de agosto, Starfield batallaba bastante con las texturas, especialmente del cabello, pero sin limitarse a eso. Los miembros de tu tripulación no están exentos de reproducir conductas extrañas, como la de salir al espacio en ropa de calle o pelearse con la geometría; el juego nos crasheó un par de veces; quedamos con la sospecha de que, al menos un trigger de misión se anuló, dejando a un personaje varado en una pradera; y el perk de invisibilidad también nos dio algunos problemas.

Coen Starfield Bug

Todo lo antes mencionado aplica a la versión para Xbox Series X. Pasamos mucho menos tiempo en Xbox Series S, pero cuando alternamos, no nos sorprendió encontrar un panorama todavía más áspero. El popeo resulta más notorio, las distancias de dibujo disminuyen, las pantallas de carga demoran un par de segundos extra, y el desempeño cae con mayor frecuencia. ¿Se sigue disfrutando la experiencia? Sí, porque la esencia de la aventura sigue ahí, pero la tolerancia se acerca al límite.

Considerando lo enmarañado del árbol de habilidades, las numerosas mecánicas de juego y las dimensiones de Starfield, no nos sorprendería que tú te toparas con otros problemas, pero en nuestra experiencia, esos fueron los más comunes.

Starfield Bug Cara ¿Assassin's Creed Unity, eres tú?

El audio, por otro lado, cumple, aunque no estamos ante un Battlefield, por supuesto, y sólo resalta con el sonido de las naves -mismo que  guarda mucha similitud con el de las turbinas de un avión-, o durante el del combate espacial, donde Bethesda se decantó por una acústica fantástica, en vez del diseño de audio realista, pero seco de Gravity.

Los que sí destacan son los trabajos de voiceover y de musicalización. El primero por las buenas actuaciones en inglés y la variedad -algo que solía fallarle a Bethesda, debido a lo cuantioso de su reparto-, y el segundo por su rotunda calidad. La banda sonora no es tan memorable como la de Skyrim, pero el tema principal es majestuoso y pegajoso, y hay otros momentos aislados, donde el trabajo de Inon Zur sobresale y no solo acompaña.

Starfield consolida al 2023 como uno de los mejores años en la historia del gaming

Starfield viene en castellano e inglés con subtítulos en español europeo. Más allá de los modismos típicos, si te decides por la lengua de Cervantes, te vas a topar con un trabajo de doblaje de menor calidad y un molesto desfase entre voces y gestos, así que nuestra recomendación, por mucho, es el segundo combo: voces en inglés, subtítulos en español de España.

Hora de aterrizar: nuestro veredicto

Dicen por ahí que la historia tiende a repetirse, y la expresión aplica perfectamente a Bethesda, que con Starfield, ha repetido y superado con creces, la leyenda de Skyrim, produciendo un juego capaz de aplastar sus muchos defectos con la descomunal magnitud de sus aciertos.

En una industria cada vez más intolerante a la imperfección, Starfield se yergue como una anomalía no muy diferente de los artefactos que te manda a encontrar. Majestuosa en muchos momentos, irregular en algunos otros, pero maravillosa al final, la experiencia que nos regala este juego es única. La mala noticia es que abre más la brecha que separa al Xbox Series X del Xbox Series S, donde todos los defectos se hacen más notorios.

En cualquier caso, Starfield vale, completa, absoluta y totalmente la pena. Con o sin defectos, es una aventura singular que asombra con frecuencia y te deja con apetito de más. Por si no bastara, se encuentra disponible en Xbox Game Pass, y debería cumplir con la meta de persuadir a pagar el servicio, si es que aún no lo haces, y sólo para probar este juego. Starfield consolida al 2023 como uno de los mejores años en la historia del gaming y cierra todavía más la carrera por el GOTY.

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