Es increíble lo mucho que la Fórmula 1 ha crecido a raíz de la docuserie de Netflix, Drive to Survive, pero más increíble aún, resulta la manera como dicho show ha beneficiado, por extensión, al juego oficial. Una tormenta perfecta que, sumada a la dramática final de hace 2 años, el meteórico ascenso del Checo Pérez y la compra de Codemasters por parte de Electronic Arts, han acercado cada vez más a la franquicia a la categoría mainstream de títulos deportivos en Latinoamérica.
Es así como llegamos a F1 23 que, de hecho, podríamos catalogar como el primer intento firme de la serie de consolidarse, ya no como un juego de nicho, sino como uno para las masas, y es inconfundible el efecto que Electronic Arts ha tenido en dicha transformación, imprimiendo en la entrega de este año, un necesario toque de modernidad y aprecio por Latinoamérica, aderezado con malas mañas. Pero vayamos por partes.
La evolución de F1 23 se nota desde el primer instante. El juego dejó atrás sus menús modulares, para adoptar una organización más simple y, en términos generales, más fácil de navegar, sin sacrificar ninguna de sus experiencias. De hecho, este año vemos el triunfal retorno de Braking Point, el modo historia de F1 que tanto echamos de menos en 2022, y que, para nuestro gusto, se ha ganado un lugar entre los mejores relatos deportivos que la categoría deportiva ha visto.
Braking Point 2, una de las mejoras historias en un juego de deportes
Nos encontramos nuevamente con Aiden Jackson, quien ahora forma parte de una nueva escudería, luchando por pagar las nóminas. La mala noticia es que el principal inversionista del equipo es Davidoff Butler, padre del irritante Devon Butler (antagonista de Braking Point 1), quien ahora es nuestro "compañero" de equipo. Pero todo quien sabe algo sobre la Fórmula 1, entiende que los compañeros de equipo en la máxima categoría del automovilismo, realmente no existen en condiciones normales, menos aún cuando hay intereses económicos de por medio. Esto pone las bases de un buen conflicto para un juego de carreras.
A menudo reprochamos a los juegos de deportes el contar historias superficiales, después de todo "¿qué se puede esperar?", ¿no es cierto? Pero acá, Codemasters hizo un esfuerzo evidente por ofrecer un relato apegado a la realidad de equipos como Aston Martin, donde Lance Stroll tiene por jefe a su padre, Lawrence Stroll.
La palabra clave es "credibilidad", pues el estudio logra involucrar a personajes nuevos y viejos de una manera orgánica, permitiendo controlar a diferentes personas, y tomar decisiones que, posteriormente afectan a la opinión pública o hasta tus metas sobre la pista, mediante un elegante sistema de puntaje, repartido entre reputación y rendimiento.
Correr bien, te dará acceso a ciertas líneas de diálogo, y tanto la prensa como las redes sociales reaccionarán a todo ello, haciéndote sentir como si realmente estuvieras en el ojo del huracán, con todos los ojos puestos sobre ti. Eso, aunado a las llamadas telefónicas y a las exquisitas cinemáticas, redondea una experiencia narrativa que alterna cómodamente entre lo lineal y lo interactivo.
Como su predecesor, Braking Point cuenta con CGI de primera, inspirado nuevamente por Drive to Survive, y aunque algunos de sus giros son predecibles, otros no lo son tanto, y el desenlace nos dejó con un buen sabor de boca. Es, después de todo, un relato para sentirse bien, un acierto rotundo, que te durará entre 5 y 7 horas (son casi 20 capítulos), dependiendo del nivel de dificultad que elijas. Podríamos decirte más sobre la historia, pero te la echaríamos a perder. Baste con adelantar que Aiden y Demon no serán los únicos protagonistas, y los avances de F1 dieron pistas muy claras de ello.
Una conducción como la seda
Otro acierto rotundo -quizás el más importante- es el manejo. Codemasters hizo dos cambios sumamente trascendentes para la experiencia de conducción, uno a la sensibilidad (Precision Drive) y otro a la I.A., y el resultado es un pilotaje de máxima responsividad -como la seda con el control entre las manos- y rebases limpios, que te hacen sentir como un verdadero as de las pistas.
Por si no bastara, F1 23 permite afinar múltiples aspectos de la sensibilidad, tanto de las palancas, como de los botones, en una nueva sección del menú de configuración, con soporte para múltiples perfiles a elegir. Sobra decir que las funciones hápticas y de resistencias están de vuelta en DualSense.
Manejar en F1 23 es un auténtico placer
Para poner las cosas de un modo más fácil de entender, la entrega del año pasado se siente mucho más pesada en comparación con la de ahora, y los ajustes a la I.A. reducen los choques, así que los rebases pegados a las horquillas o en la largada, resultan más sencillos de ejecutar y súper satisfactorios. Manejar en F1 23 es un auténtico placer, y algo sumamente encomiable, cuando consideramos que Codemasters había hecho ajustes a este frente en F1 22, y ya era un juego que ofrecía un muy buen manejo.
Dos novedades adicionales sobre la pista son la duración de 30% a la longitud de las competencias que le sube una rayita a la demanda de concentración y a la estrategia de neumáticos, y las banderas rojas. Ambas van de la mano porque si prefieres correr en sesiones breves, pierdes acceso a las banderas rojas.
Cuando se decreta la bandera roja, aparece una pantalla con el mensaje de lo que esto significa: los autos vuelven a pits, donde se pueden modificar las estrategias, hacer reparaciones menores al monoplaza y cambiar neumáticos para luego regresar a la grilla de partida. Dicho eso, y aunque uno puede causar esta bandera con cierto tipo de choque, nosotros jamás experimentamos una bandera roja orgánica en 20 horas de juego, sólo banderas amarillas, y eso que modificamos su incidencia a "aumentada" en la configuración. En cualquier caso, sabemos que existen, y su inclusión constituye la última pieza del rompecabezas de realismo de un simulador que había integrado, recientemente, auto de seguridad, vuelta de formación y paradas en pits interactivas.
Una presentación más realista y mejor localizada
A propósito de inmersión, no pasan desapercibidos los modelos mejorados, tanto de corredores, como de vehículos y staff. F1 23 siempre ha estado a la vanguardia, en materia gráfica, sobre los trazados, pero fuera de ellos, ha sido otra historia, con personajes acartonados y falta de variedad, delatando cierto avejentamiento. Pero de algunos años para acá -quizás gracias a Braking Point- la mejora en este frente ha sido constante, y F1 23 despliega el mejor aspecto general que la franquicia jamás ha tenido. Hacemos especial énfasis en los pilotos porque eran el talón de aquiles, pero esta mejora aplica al juego como conjunto, incluyendo por supuesto las pistas, de entre las cuales destaca Las Vegas como la gran novedad.
El circuito de Las Vegas es sencillamente majestuoso y correrlo es un manjar para los sentidos, con suficiente espacio para rebases y múltiples segmentos de alta velocidad, enmarcados por un derroche de luces y color. Sólo los más quisquillosos notarán la falta de licencia en los nombres de los hoteles o los casinos, pero corriendo a 300 km/h, es algo que la mayoría jamás va a notar.
La otra gran noticia es la inclusión, por vez primera, de la localización al español latino, tanto en voces, como en texto. Tutoriales e ingenieros corren a cargo de un actor de voz que satisface plenamente en términos de registro, claridad e intención, mientras que a las narraciones prestan su voz Juan Fossaroli y Giselle Zarur, ambos, nombres muy reconocidos en la escena de la F1 para Latinoamérica. Fossaroli y Zarur se escuchan algo acartonados y poco naturales en sus intervenciones, pero su mera presencia beneficia enormemente a la atmósfera, así que este es otro un punto a favor. Esto, desde luego, aplica también en Braking Point, donde no tenemos ninguna queja.
F1 23 ofrece los típicos modos de rendimiento y fidelidad, pero no se salva de los bordes técnicos ásperos, y sí que tiene algunos. Al correr la prueba de gestión de batería, previa a un gran premio, nos topamos consistentemente con serios problemas de texturas, que deformaron los indicadores holográficos, obstaculizando la vista del asfalto, por ejemplo.
F1 23 no se salva de los problemas técnicos
El efecto de spray al competir bajo la lluvia, también generó glitches gráficos extraños al regresar de un rebobinado, y los indicadores de banderas sobre la pista virtual, a veces funcionaron inadecuadamente, mostrando la pista en amarillo o rojo, sin que la bandera correspondiente a ese color hubiera sido desplegada. Nada de esto arruina el juego, pero todavía pone de relieve el típico descuido propio de las entregas anuales.
F1 23 también padece de pantallas de carga extraordinariamente largas, antes de las competencias, para tratarse de un juego de novena generación de consolas, operando en sistemas con discos de estado sólido.
Experiencias tras el volante
Por lo concerniente a las formas de disfrutar F1 23, la rendición de este año constituye el paquete más completo de experiencias que la saga jamás haya ofrecido, si bien, algunas tuvieron que ser prácticamente ignoradas en favor de otras más nuevas. Lo típico.
Por ejemplo, los modos de carrera, como piloto individual o como líder de una escudería "de mentiras", permanecieron iguales al año anterior, lo que todavía incluye la imposibilidad para adoptar el rol de un piloto existente -sólo puedes reemplazar a uno, con tu extraordinariamente genérico avatar, recién creado-. Si yo quiero hacer mi carrera siendo Lewis Hamilton o Lando Norris, no puedo.
Por lo demás, es exactamente lo mismo: seleccionar cuán larga quieres que sea tu temporada, fijar los grandes premios que deseas correr y disfrutar el calendario, una semana a la vez, invirtiendo recursos en mejoras técnicas para tu vehículo y tus instalaciones. Mientras, entre carreras, tomas decisiones y participas en competencias con superautos, algo que se incluyó el año pasado.
El modo de trayectoria, en línea, para dos jugadores sigue presente, como también las competencias a pantalla dividida, que ya son una cosa rarísima hoy en día, pero que tampoco son novedad -el rendimiento sufre, pero es tolerable y comprensible-.
La que sí lo es, es F1 World, la versión evolucionada y en esteroides del exótico F1 Life que va mucho más allá de lo cosmético y ahora aloja todas las competencias aisladas bajo un nuevo sistema de progresión que, por momentos recuerda a F1 Mobile Racing, y por momentos a un Ultimate Team, pero centrado en el monoplaza, no en los pilotos.
En F1 World tienes un auto único, cuyo desempeño -aquí reflejado en el "nivel técnico"- debes ir mejorando. ¿Cómo? Pues compitiendo, ya sea en carreras multijugador o en un repertorio bastante amplio y súper grindero de retos individuales, y series temáticas, que te llevan por todos los circuitos, poniéndote metas diferentes y recompensando con refacciones de diversa rareza, así como con ingenieros, contratos, perks y recursos para fabricar tus propios componentes… todos con rareza. Ya sabes: "común", "poco común", "épico", "legendario", etcétera. Y encima de todo eso, existe una nomenclatura de licencias que obtienes corriendo limpio y fija la dificultad de las competencias a las cuales tienes acceso.
F1 23 es la forma más evolucionada de esta longeva franquicia de videojuegos
El nivel de profundidad, la longevidad y la vitalidad de F1 23 se ven muy beneficiados por esta nueva y refrescante estructura, aunque, fiel a los males de otros juegos como servicio, la complejidad puede rayar en lo excesivo; el nivel técnico, en mancuerna con las recompensas del pase de temporada, se presta para inquietudes de balance; y reconocer las competencias afectadas por el nivel técnico y las que no, es menos intuitivo de lo que nos hubiera gustado.
Nos queda claro, también, que, a futuro, la mira, tanto de Codemasters como de Electronic Arts deberá estar puesta en agilizar el trámite entre carreras, para no invertir tanto tiempo en vestíbulos y migraciones de anfitrión que no siempre son rápidas y, en ocasiones, te dejan atrapado en el limbo de los pilotos sin bautizar.
F1 World también ofrece recompensas orientadas únicamente a la celebración de la historia de la F1, en forma de calcomanías que puedes ir coleccionando en álbumes virtuales y hacen un repaso por el legado del máximo serial automotriz, pero también te explican todo lo que hay que saber sobre pilotos, circuitos y escuderías individuales. Es una de esas cosas que te recuerda que no todo es negocio y, por supuesto que se agradece.
La Bandera a Cuadros... ¿vale la pena F1 23?
F1 23 es la forma más evolucionada de esta longeva franquicia de videojuegos. Eso viene, claro, con sus pros y sus contras, pero Codemasters y Electronic Arts aciertan en lo que más importa: el manejo y el realismo, y por lo mismo, consideramos que es la mejor entrega de la serie, desde que tenemos el gusto de reseñarla.
Por supuesto que F1 World tiene sus puntos negativos. El tema del pase de temporada y el nivel técnico nos hizo fruncir el ceño; hace falta pulir un poco más el apartado técnico; y el modo carrera no puede quedar olvidado, pero por lo que respecta, específicamente a este año, quedamos sumamente satisfechos.
F1 23 vale la pena, tanto para veteranos de la serie, quienes van a deleitarse con las mejoras de conducción, como para los novatos -y especialmente para los novatos- quienes podrán adentrarse poco a poco en la experiencia, gracias a la nueva iteración de Braking Point. Pole position.